Desde que fueron conocidos los grandes simios (bonobos, chimpancés, orangutanes y gorilas), tanto los investigadores y exploradores como la gente en general, se sorprendieron del gran parecido con los humanos. No en el aspecto exterior, pero sí en numerosas capacidades cognitivas y expresiones gestuales. Desde entonces, no han dejado de existir estudios sobre su comportamiento y su vida, descubriendo que son capaces de resolver problemas que los infantes humanos no consiguen solucionar y que, incluso, han llegado a desarrollar mediante la enseñanza, diálogos comprensibles a través del lenguaje de símbolos o aprendiendo el lenguaje de signos humano.
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