Una nueva edición de Cartas a un joven poeta de Rainer Maria Rilke con traducción de Isabel Hernández e ilustración de Ignasi Blanch

Las diez Cartas a un joven poeta abarcan seis años, desde el 17 de febrero de 1903 hasta el 26 de diciembre de 1908, y puede considerarse como un tratado de formación, en el que Rilke aconseja a Franz Xaver Kappus, un joven cadete de la Academia Militar de Wiener Neustadt, aspirante a poeta, los aspectos que debe cultivar para lograr serlo.

En este epistolario aparecen conceptos fundamentales en Rilke como la ley interior, lo abismal y misterioso y el acontecer íntimo: «Deje sus juicios tranquilos, sin perturbaciones, al curso de su propia evolución, que, como todo progreso, debe venir de lo más profundo de su ser y no puede apremiarse ni acelerarse con nada. Todo es gestar y luego alumbrar. Dejar que toda impresión y todo germen de un sentimiento se desarrolle por completo en sí mismo, en la oscuridad, en lo indecible, en lo inconsciente, inalcanzable incluso al propio entendimiento… », dice a su interlocutor en una de las cartas.

Otra de las nociones importantes en la concepción rilkeniana es la mirada hacia la infancia. De hecho, es esta tema el que elige el ilustrador Ignasi Blanch para «prologar» el libro: Rilke se desnuda para volver a ser el niño que fue. Rilke escribe al joven poeta en sus cartas, que aún si se encontrase prisionero, recluido hasta el más tenaz límite, lo que queda, lo que resiste, es la infancia: «…vuelva su atención hacia ella».

Pero, y sobre todo, la noción de la soledad es una constante. Para Rilke nada se puede conseguir sin ella. De ello, la datación de las cartas en diferentes lugares de Europa no es más que las continúas huidas de Rilke cuando cree amenazada su soledad. Al destinatario de las carta, le pide que «excave en sí mismo», que busque «el descenso en sí y en su soledad», desde la soledad «encontrará usted todos sus caminos».

Rilke afirma que la vida tiene siempre razón en todos los casos y que «el arte es sólo un modo de vivir…». Cartas a un joven poeta es, posiblemente, la obra que contiene el mensaje más profundo para todos aquellos que sientan de un modo u otro la llamada de la poesía pero también es la confesión de Rilke sobre su manera de ver e interpretar el mundo.