Científicos en contra del rearme - ¡Zas! Madrid

«Una brusca militarización no preserva la paz; conduce a la guerra»
«La propaganda de guerra se alimenta siempre instigando un miedo exagerado»
«El Reloj del Juicio Final (Doomsday Clock), que cuantifica los riesgos de una catástrofe nuclear mundial, nunca ha registrado un riesgo tan alto como el de hoy»
Manifiesto de científicos contra el rearme hace un llamamiento a científicos, ingenieros, profesionales de la medicina, matemáticos, personal académico y comunidad científica en general a que apoyen su postura en contra del rearme en la Unión Europea.
El texto original titulado Scientists Unite in Opposition to EU Rearmament firmado, entre otros, por Carlo Rovelli (uno de los más importantes físicos teóricos europeos, especialista en gravedad cuántica), Flavio Del Santo (físico cuántico, profesor de las universidades de Viena y Ginebra) y Francesca Vidotto (física teórica y profesora de Física y Astronomía y Filosofía en la Universidad de Ontario Occidental) incide en la idea de que los científicos –paradójicamente, implicados muchos de ellos, en campos en los que se desarrolla tecnología militar– tienen la obligación moral y cívica de alzar su voz contra el llamamiento a una militarización europea, e instar«al diálogo, la tolerancia y la diplomacia».
El comunicado pide a los dirigentes políticos que «preserven el valor universal de la vida humana». Según las Naciones Unidas (2023), una cuarta parte de la humanidad vive en zonas afectadas por conflictos armados. La guerra entre Rusia y Ucrania, subsidiada por los países de la OTAN está dejando tras de sí un saldo estimado de un millón de víctimas. El riesgo de genocidio de los palestinos por parte del ejército israelí respaldado por el Occidente global lo ha reconocido el Tribunal Internacional de Justicia. En África se están desarrollando guerras brutales, como en Sudán, o en la República Democrática del Congo, alimentadas por los intereses que codician los recursos minerales de África.
Ante ello, los políticos occidentales «reaccionan de forma miope con un llamamiento a movilizar, a escala continental, una colosal cantidad de recursos para producir más herramientas de muerte y destrucción». El 4 de marzo de 2025, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dio a conocer el Plan Rearmar Europa, declarando que «Europa está preparada y es capaz de actuar con la rapidez y la ambición necesarias. (…) Estamos en una era de rearme. Y Europa está preparada para aumentar masivamente su gasto en defensa».
Para los firmantes del manifiesto: «la industria militar, que cuenta con ingentes recursos y una poderosa influencia sobre los políticos y los medios de comunicación, echa leña al fuego de un relato abiertamente beligerante. El miedo a Rusia se agita como un coco, ignorando convenientemente que Rusia tiene un PIB inferior al de Italia. Los políticos afirman, de forma totalmente injustificada, que Rusia tiene objetivos expansionistas en lo que toca a Europa, que suponen una amenaza para Berlín, París y Varsovia, cuando acaba de demostrar que ni siquiera es capaz de tomar su antiguo satélite, Kiev. La propaganda de guerra se alimenta siempre instigando un miedo exagerado. Con diplomacia, Europa puede volver a su coexistencia pacífica y a la colaboración con Rusia que el maldito asunto ucraniano ha trastornado».
El comunicado (cuyo apoyo se puede realizar a través de este enlace) incide en la idea de que la paz depende de dominar a los demás bandos, lo que para los científicos firmantes sólo conduce a la escalada, y la escalada conduce a la guerra. «La Guerra Fría no se convirtió en guerra caliente y los políticos juiciosos de ambos bandos fueron capaces de superar sus fuertes divergencias ideológicas y sus respectivas cuestiones de principio y acordar una drástica reducción equilibrada de sus respectivos armamentos nucleares. Los tratados nucleares START entre Estados Unidos y la Unión Soviética condujeron a la destrucción del 80% del arsenal nuclear del planeta. Científicos e intelectuales de ambos bandos desempeñaron un reconocido papel a la hora de empujar a los políticos a una desescalada racional. En 1955, Bertrand Russell, Premio Nobel de Literatura y uno de los filósofos y matemáticos y más destacados del siglo XX, y Albert Einstein, Premio Nobel de Física, firmaron un influyente manifiesto, y la Conferencia de Pugwash, inspirada en el mismo, reunió a científicos de ambos bandos, que presionaron en favor de una desescalada. Cuando en 1959 se le pidió a Russell que dejara un mensaje para la posteridad, respondió: «En este mundo, cada vez más interconectado, tenemos que aprender a tolerarnos unos a otros, tenemos que aprender a soportar que algunas personas digan cosas que no nos gustan. Sólo así podremos vivir juntos. Pero si queremos vivir juntos, y no morir juntos, debemos aprender un tipo de caridad y un tipo de tolerancia, que resulta absolutamente vital para la continuación de la vida humana en este planeta». Debemos aferrarnos a esta sabia herencia intelectual», concluye el manifiesto.
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