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¡Zas! Madrid | December 9, 2024

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Exposición 'Leonora Carrington. Revelación', en la Fundación Mapfre, de Madrid - ¡Zas! Madrid

Exposición ‘Leonora Carrington. Revelación’, en la Fundación Mapfre, de Madrid
Emilia Lanzas

El arte como misterio

Hasta el 7 de mayo (podrá verse en horario ampliado hasta las 22 horas durante el puente del 1 de mayo, 28 abril-2 mayo, y los últimos días: 5, 6 y 7 de mayo), estará abierta la exposición que recorre la trayectoria de la artista Leonora Carrington (Lancashire, Inglaterra, 1917 – Ciudad de México, 2011) desde los primeros dibujos hasta su obra tardía

Leonora Carrington, The Giantess (The Guardian of the Egg) [La giganta (La guardiana del huevo)], 1947. Témpera y óleo sobre madera.

En la muestra encontramos obras del MoMA de Nueva York, el San Francisco Museum of Modern Art, el Art Institute Chicago, la Galleria Nazionale d’Arte Moderna e Contemporanea de Roma, el Museo de Arte Moderno de México, el Museo Nacional de Antropología de México, la Tate de Reino Unido o el Tel Aviv Museum of Art, así como de diversas colecciones particulares.

Leonora Carrington. Revelación —la primera retrospectiva en España dedicada a la artista— se estructura en diez secciones, en las que se combina el relato cronológico con el estudio de los temas más destacados en su obra. Desde su formación y las tempranas influencias en Inglaterra y Florencia hasta el contacto con los surrealistas, con su visita a The International Surrealist Exhibition (New Burlington Galleries, Londres, 1936), pasando por su época en Saint-Martin-d’Ardèche y su relación con Max Ernst; su traumática experiencia en España (la violación múltiple por un grupo de militares del bando nacional y su internamiento en el sanatorio psiquiátrico del doctor Morales, en Santander, experiencia de la que surgirá su relato Memorias de abajo, paralelo al lienzo Down Below [Abajo] y a numerosos dibujos); la emigración a Nueva York y, finalmente, su vida en México y su relación con Remedios Varo.

Leonora Carrington, Green Tea [Té verde], 1942. Óleo sobre lienzo.

La complejidad de Leonora Carrington está relacionada con la libertad de su experimentación formal y la frondosidad de su contenido. En sus obras se mezclan diversos símbolos culturales y estilos artísticos (tan presentes El Bosco, Brueghel El Viejo o Patinir), pero también su implicación con figuras femeninas ancestrales y sagradas, su identificación con especies animales híbridas, con la alquimia, las historias fantásticas, el automatismo, la magia y el ocultismo, la Cábala, sus recuerdos, el budismo tibetano, el gnosticismo egipcio, el feminismo y la política, el tarot, las leyendas y los mitos.

El magma surrealista de Leonora está patente en su conexión con los sueños y los misterios del inconsciente y «las imágenes que subvierten la realidad y afrontan el desierto de una civilización racional, industrial y utilitaria», desde sus primeros encuentros con el círculo de los surrealistas hasta su participación en la Exposición Internacional del Surrealismo de 1938. Sin embargo, Leonora Carrington, según Whitney Chadwick (historiadora de Arte), siempre reivindicó la quest for autonomy, su identidad propia, una constante en la evolución de su obra. Y así lo podemos constatar en esta exposición que nos muestra su compleja cosmología personal.

Sus obras han de contemplarse con la mirada interior, oculta. Ese misterio impenetrable que impregna el arte de Leonora Carrington le llevó a sentenciar: «No psicoanalices mis cuadros», en una entrevista con la periodista Silvia Cherem. Como apunta Karina Galache «Carrington eludió, intencionadamente, revelar algunos aspectos de su obra, con la finalidad de preservar un sentido enigmático y perenne. Su producción, a menudo críptica, se defiende de las interpretaciones. Al igual que los mitos, su arte se compone de proporciones equivalentes de inclusiones y de omisiones, lo que le permite conservar su potencia. En sus cuadros, por ejemplo, incluye espacios nebulosos y detalles minuciosos por igual. De la misma manera crea composiciones seminarrativas al lado de elementos icónicos aislados. Todo esto converge para producir una atmósfera de misterio impenetrable». Leonora Carrington quiso, por tanto, que perviviera el misterio, y nunca ofreció información alguna sobre el significado de sus escritos o de sus cuadros.

Leonora Carrington, The House Opossite, [La casa de enfrente], 1945. Témpera sobre panel de madera.

Y aunque es inevitable ante las diversas escenas que componen sus cuadros y la expresividad poética y «literaria» de sus imágenes preguntarse sobre los posibles significados, en la creación de Leonora Carrington permanece la visión de un mundo depositario de secretos, enigmas que, tal vez, contengan revelaciones.




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