La 'Gran Dimisión' de Pedro Sánchez - ¡Zas! Madrid
¿Cómo transformar esta realidad de mierda, la realidad de la precariedad y la desigualdad, de la trituradora de carne que llamamos política?
Pero, ¿a dónde ir? Es lo que se dicen las miles de personas que quieren abandonar su trabajo ansiógeno, pero saben que necesitan el dinero para sobrevivir. Ya no hay dónde huir. La única salida es la transformación colectiva del estado de cosas.
La única salida es la transformación colectiva del estado de cosas. Quizá por eso, con esa intuición, el presidente del Gobierno ha escrito a la ciudadanía sin intermediarios.
Todo el mundo interpreta la carta de Pedro Sánchez como la enésima pirueta de un gran actor político. ¿Volverá a caer de pie? ¿Se estrellará contra el suelo esta vez?
Pero, ¿y si no es así? ¿Y si se trata de un movimiento imprevisto, desde el corazón? Es llamativo que haya tomado su decisión al margen del partido, rodeado tan sólo de su familia.
Los únicos gestos que pueden cambiar las cosas se llevan a cabo desde el corazón. Pedro Sánchez se ha apoyado en las complicidades del corazón, no en los secuaces del cálculo político.
¿Y qué dice esa carta? No puedo más, ¿merece la pena todo esto? La política es una trituradora de carne sin apenas capacidad de transformación de las realidades más duras, ¿merece la pena sacrificar por ella la propia vida, los afectos más queridos? Salvo para los muy cínicos, sólo los afectos nos mantienen en pie.
Pedro Sánchez se plantea dimitir de la política, salir de la trituradora de carne. Tal y como miles de personas se han planteado los últimos años dimitir de su trabajo, escapar de las condiciones de explotación y sinsentido. ¿Se une así Pedro Sánchez a la Gran Dimisión? ¿Es el presidente el último desertor?
Pero, ¿a dónde ir? Es lo que se dicen las miles de personas que quieren abandonar su trabajo ansiógeno, pero saben que necesitan el dinero para sobrevivir. Ya no hay dónde huir. Lo mismo ocurre con la política: la única salida es la transformación colectiva del estado de cosas.
Quizá por eso, con esa intuición, Pedro Sánchez ha escrito directamente a la ciudadanía, sin intermediarios ni membretes oficiales. Sólo en compañía podemos operar una salida de la política, es decir transformarla. El 15M hizo todas las buenas preguntas, pero aún no hemos dado con las respuestas.
¿Dimitir es irse para que todo siga igual (o, seguramente, peor)? ¿Salvar el propio pellejo? Lo entiendo a la perfección, pero es insuficiente. La carta de Pedro Sánchez, escrita desde el corazón, nos permite hacernos de nuevo la única pregunta que importa: ¿cómo transformar esta realidad de mierda, la realidad de la precariedad y la desigualdad, de la trituradora de carne (‘máquina del fango‘) que llamamos política?
¿Se limitará la respuesta a un nuevo aparateo de esos que por un largo rodeo acaban en la nada más absoluta? ¿En un nuevo llamado a la “ilusión” y la “confianza” de una ciudadanía tomada sólo como espectadora y votante?
Quizá no. Quizá Pedro Sánchez nos vuelva a sorprender con otra de sus jugadas y abra un diálogo real con la gente, tomada como sujeto de palabra e iniciativa, no sólo como objeto de las decisiones de otros. Quizá invente la manera de convocarnos a pensar y actuar, desde el corazón. La situación está abierta, toca jugar.
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