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¿Cualquier tiempo pasado fue siempre mejor?
Se lo pregunto porque, leída su novela, Los lunes en el Ritz, se percibe cierta fascinación por el momento histórico, ¿es así?
¿El protagonismo de las mujeres viene marcado por la situación social que usted describe?
¿De qué manera, un edificio como el Ritz, se convierte en protagonista absoluto de la historia a contar?
Cuando el lector acabe Los lunes en el Ritz, ¿encontrará algo más que una apasionada historia de amor?
El personaje de Martina es un referente, ¿a quién debe recordarnos en realidad?
El período elegido, 1929-1936, ¿conlleva un ingrediente más que narrativo o habrá que leerlo como exclusiva ficción?
Usted suele documentarse para sus novelas, ¿este ha resultado un proceso de elaboración más complejo o más fácil por la proximidad de la época?
El protagonista masculino, Bosco, representa a ese grupo de actores que triunfó en Hollywood, ¿queda mucho por contar de aquella época?
Algunos personajes de su novela tienen referentes en la vida real, el padre Eugenio, los jóvenes Martina y Bosco, otros se nombran explícitamente Durruti, o el papel de la revista Cronista Impaciente y el propio Ritz, ¿resulta difícil novelar ficción y realidad, o quizá desde esta perspectiva resulta más fácil?
Los acontecimientos se precipitan en las últimas sesenta páginas de la novela, ¿había necesidad de condesar esa parte histórica que viven los personajes para justificar el resto de la historia?
No vamos a desvelar el final, ¿estaba usted obligada a rendir homenaje a tantos españoles de la diáspora?
Si uno lo piensa fríamente, ¿poco más cabe contar de Martina, Bosco o sus padres al llegar al punto y final, verdad?
Una vez contado este episodio nacional, ¿qué podemos esperar en forma de libro próximamente?
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