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¡Zas! Madrid | December 14, 2024

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Petición de once años para Eduardo Vela en el primer juicio por robo de bebés en España - ¡Zas! Madrid

Petición de once años para Eduardo Vela en el primer juicio por robo de bebés en España
María José Esteso Poves

La Fiscalía ha pedido once años y tres meses para Eduardo Vela por el robo de la niña Inés Madrigal. También solicita que se condene a la mujer de Vela, Adela Bermejo, por falso testimonio. El abogado de la acusación eleva la petición a trece años.

La jueza María Luisa Aparicio, siguiendo el protocolo y antes de dejar listo para sentencia el juicio, preguntó a Eduardo Vela, acusado de robo de bebés, si tenía algo más que añadir: «Nada, nada más. Vámonos». Eran ya más de las tres de la tarde del 4 de septiembre, cuando acabó la última vista de primer juicio celebrado por robo de bebés en España.

El ginecólogo Eduardo Vela, en la Audiencia Provincial de Madrid.

El ginecólogo Eduardo Vela, en la Audiencia Provincial de Madrid.

El juicio contra el ginecólogo de 85 años Eduardo Vela Vela, que dirigió la clínica San Ramón de Madrid durante más de 30 años, quedó ayer listo para sentencia después de más de cinco horas de declaraciones. Un juicio histórico, ya que es la primera vez en el Estado español que se sienta en el banquillo a un médico acusado de robo de bebés. Vela, además, cuenta con decenas de acusaciones de robo de niños y es considerado uno los principales cabecillas de la trama de robo de bebés que actuó entre finales de los años 50 y los 90, junto con la monja, ya fallecida, María Gómez Valbuena.

La clínica San Ramón, situada en el Paseo de la Habana, número 143 de Madrid, dejó de funcionar cuando se destapó el caso de tráfico de niños en este hospital tras una investigación policial. Aunque entonces se pensaba que esto afectaba solamente a esta clínica, que funcionó entre 1961 y 1981, y se cerró en febrero de 1982. Hoy sabemos que esta ha sido una práctica generalizada de secuestro y venta de recién nacidos.

La fiscal solicita para el ginecólogo Eduardo Vela una condena total de once años y diez meses. Ocho años de prisión por los delitos de suposición de parto y detención ilegal, más tres años y diez meses por falsedad documental, ya que firmó que asistió al parto de la madre adoptiva (infértil) de la denunciante. Además, solicita una indemnización por daños morales de 350.000 euros a la bebé robada Inés Madrigal, hoy de 49 años de edad. Su abogado, Guillermo Peña, eleva la petición a trece años de cárcel.

Mientras, Inés Madrigal Pérez sigue sin conocer sus orígenes biológicos y sigue buscando a su madre. A la salida de la Audiencia provincial de Madrid declaró que estaba contenta: «Por haber podido acabar el juicio, el primer juicio por bebés robados que debe abrir los miles de casos cerrados —reiteró— en los tribunales de este país», dijo a la salida de del juicio. También manifestó que no espera ver a Vela en la cárcel, pero sí que exista «verdad, justicia y reparación en el caso de los bebés robados, como yo miles de personas tienen sus datos en el Registro Civil con una madre falsa».

Madrigal presentó una denuncia ante la Fiscalía el 27 de enero de 2011, pero fue archivada. Un año después, con la ayuda de la Asociación SOS Bebés Robados de Madrid, presentó otra denuncia, hoy en espera de sentencia.

El 4 de septiembre fue la segunda sesión del juicio que se inició el 26 de junio pasado tras varios años de espera. La anterior vista se suspendió el pasado 27 de junio, cuando el médico acusado no acudió al juicio y su abogado, el letrado Rafael Casas Hérranz (casado con la hija mayor de Vela), comunicó a la sala que la familia del ginecólogo había decidido ingresarlo en el hospital debido a que sufría mareos.

Un mes después, el juicio se reanudó y la apariencia del acusado ayer era otra. Sentado en un silla de ruedas, su aspecto durante toda la mañana era muy distinto. Seguía con atención el juicio, con gafas y escuchando el desarrollo del mismo e incluso se permitía sonreír con ironía y hacer algún comentario en voz baja. Escoltado por su mujer, Adela Bermejo, y su hija mayor, Adela Vela Bermejo, reaccionó en varias ocasiones sonriendo a su mujer para buscar la mirada cómplice de esta, que también sonreía a algunas frases de la fiscal y del abogado de la acusación.

En esta sesión tuvo lugar el testimonio de una periodista francesa, uno de los más esperados, clave, según el abogado Guillermo Peña. Emile Delphine Helmbamchel es una de las dos periodistas de la televisión pública francesa que en diciembre de 2010 consiguieron entrevistarse con Eduardo Vela y su mujer Adela Bermejo. La reportera explicó ayer por videoconferencia que el médico las citó en su domicilio, donde mantuvieron una la charla que las periodistas grabaron con cámara oculta. Durante la entrevista, ellas preguntaron sobre la entrega de la niña Inés Madrigal. El matrimonio recordaba perfectamente el caso y ambos reafirmaron que esa niña fue un regalo, que no se cobró por ella, explicó Delphine.

Este testimonio aportado por la acusación y la Fiscalía es fundamental. La reportera contó que inicialmente se identificaron como pacientes y después confesaron al médico y su mujer que eran periodistas. El abogado de Vela preguntó a la periodista si esa entrevista se hizo por encargo de la denunciante Inés Madrigal, a lo que la periodista respondió que no y afirmó que consideraron importante para su reportaje entrevistar al ginecólogo en un reportaje sobre los bebés robados en España. El vídeo, de más de media hora de duración, está incluido entre los documentos aportados contra el ginecólogo entre los 862 folios que consta el caso, recogidos en dos tomos.

Hacer desaparecer los documentos
También declararon ayer, a petición de la Fiscalía, los padrinos de Inés Madrigal y un policía nacional. El policía nacional contó como se hizo la investigación a petición de la fiscalía y el juzgado. El declarante dijo que consiguió hablar con Vela, pero fue imposible quedar con él. Sobre los documentos de las familias y los bebés el policía dijo que Vela le manifestó que se quemaron.
El policía manifestó que las investigaciones demostraban que había una trama alrededor de los recién nacidos, por los que se pagaban distintas cantidades. Al frente de esa trama se encontraba el doctor Vela. Los bebés venían de lugares de acogida de chicas embarazadas que teóricamente no querían a sus hijos y Vela se encarga de entregarlos. El abogado de Vela mantuvo que este no se llevó ninguna documentación de la clínica San Ramón, que eso fue cosa de los encargados de la administración que allí trabajaron.

Para la fiscal, lo que hizo la clínica San Ramón fue «borrar cada paso que se dio». «Una persona entra a dar a luz a una niña y una hora después otra mujer se lleva a una niña, pero nadie sabe nada», dijo la fiscal. En esta misma línea, una enfermera que trabajó con Eduardo Vela en 1978 reconoció en una entrevista realizada en Diagonal que, cuando los bebés iban a ser entregados a otros padres que no eran los biológicos, «ingresaban muchas mujeres sobre las que había una especie de pacto para que no se registrasen en ningún documento. Ni en el libro de entrada de la clínica, ni en el de salida. No había historia médica, nada».

Todo hace indicar, dijo la fiscal, que Inés pueda ser hija de «una mujer adúltera que quedó embarazada fuera del matrimonio». En este sentido Guillermo Peña manifestó que una cosa es no poner quien es la madre en el certificado de nacimiento, ya que la ley lo permitía por salvaguardar su identidad en el caso de que entregaran el bebé, y otra bien distinta es «no anotarla en los libros de entrada de la clínica», mantiene. «Ni entonces ni ahora la ley permitía ser una cliente anónima», incide tras señalar que también llama la atención que no exista «ni consentimiento ni asentimiento de la madre», ni ningún papel que indique que esa niña fue dada por la madre, «tampoco una factura», como en otros casos, por los gastos de la clínica. La fiscal señaló que estas y otras evidencias indican que Inés era una niña robada y había que darla, y pronto. Por eso la entrega fue rápida, en unos días.

La fiscal hizo ayer una extensa y detallada exposición de cómo ocurrieron los hechos y citó diversas sentencias que apoyaban sus argumentos.

«Una adopción legal»
También se proyectó en la sala un careo grabado a finales de 2013, durante la instrucción de este caso, entre la madre adoptiva de Inés, Inés Pérez Pérez (fallecida en 2016), y el doctor. Vela negó conocerla a pesar de que ella insistía y había manifestado que en las dos visitas iniciales para la entrega de la niña la trataba como de la familia. La madre de Inés también manifestó que creía entonces que se trataba de «una adopción legal».
Esas dos visitas iniciales referidas por Pérez Pérez cerraron la entrega de la niña, que se produjo en unos días. «Todo fue muy rápido y el objeto era entregar esa niña», sustenta la Fiscalía, que mantiene que, si todo se hubiera hecho de forma legal, habría algún documento y renuncia de la madre a esa criatura. Pero no lo hay .«Entonces, en 1969, como ahora, era un delito el rapto de bebés. Esa niña había que entregarla». Por ello el 6 de junio los padres la recogieron en la clínica San Ramón y el 7 de junio la inscribieron en el Registro Civil. «La inscripción se produce un sábado, eso ayuda a la impunidad, que hubiera menos gente», sostiene la fiscal.

La fiscal también explicó cómo, según los testimonios, los padres de Inés Madrigal, al llegar a la clínica el 6 de junio de 1969 a recoger la niña prometida —el «regalo», le dijo Vela—, con la ropita para la bebé, quisieron subir a la habitación para vestirla. Pero Adela Bermejo [mujer de Vela] se puso como una furia y dijo que eso no podía ser porque «se descubriría el ajo».

El vídeo de las periodistas francesas refuerza que la mujer de Vela conocía el caso de la niña Inés Madrigal que se regaló. Por ello, la fiscal pide también que se condene a Bermejo por faltar a la verdad en el juicio.

La fiscal explicó que la entrega de la niña se hizo siguiendo la práctica de Vela: se entrega a los bebés muchas veces en agradecimiento a las mujeres que no podían tener hijos y que trabajaban en las congregaciones de monjas de la caridad haciendo tareas. Ese fue el caso de la madre de Inés Madrigal, que antes tuvo a un niño llamado Paquito pero que le fue retirado. Como explicó ayer Guillermo Peña, la ley permitía que las madres se pudieran arrepentir de entregar a su hijo en el plazo de tres años y podían recuperarlo, como fue el caso de Paquito. Por ello, querían compensar a Inés Pérez con otro niño o niña y en menos de una semana se preparó todo.

El mediador tanto en el caso de Paquito como de Inés Madrigal, y todo apunta que en muchos más casos, fue el cura jesuita Félix Sánchez Blanco, supuesto íntimo colaborador y amigo del ginecólogo Vela. El abogado Casas dice que su defendido conocía al jesuita porque fue su profesor de matemáticas cuando tenía 10 años y que «el cura solo le pedía medicamentos» y otros favores «para ayudar a los más desfavorecidos». Sin embargo, la fiscal mantiene que el ginecólogo y el cura tenían una estrecha relación y por eso, y por el compromiso con este cura, explicó ayer la Fiscal, había que regalar a esa niña a la conocida del cura, Inés Pérez, madre no biológica de la niña robada Inés Madrigal que confesó a esta todo al final de sus días.

Inés Pérez cuidaba niños en el convento de las Misioneras de Jesús María y José en la localidad madrileña de Los Molinos y, como no podía tener hijos, el sacerdote la recomendó a Vela. Y todo fue rápido para buscar una niña. El médico Vela llamó a la lechería del pueblo de Los Molinos, Madrid, contigua a la casa de Inés Pérez, porque entonces —1969— no tenían teléfono, y al día siguiente recibió a la madre en su clínica como si la conociera de toda la vida. Dos encuentros: el primero para «facilitar el bebé», explica la fiscal, y ahí es donde le indica que simule un parto con un cojín, «poniendo cara de sentirse mal, ante a sus vecino». En el segundo encuentro le entregaron a la bebé.

Todo indica, según argumentó en el juicio la Fiscalía, que esto tuvo lugar el viernes 6 de junio de 1969 y al día siguiente, el 7 de junio, se inscribió a la niña en el Registro Civil.

Evitar abortos
En el vídeo de las periodistas francesas, Vela argumenta que está bien lo que se hacía porque «eso lo han hecho los médicos durante 40 o 50 años para evitar abortos». Esto, según explico el abogado de la niña robada, demuestra cual es el móvil ideológico. «El decidía como si fuera dios qué hacer con nuestros orígenes», insistió después Madrigal.
El abogado de Vela, por su parte, señaló que el fin era «ayudar», porque antes, sin estar casada, quedarse embarazada «estaba mal visto». Por ello pide absolver a su defendido. Y mantiene que, además, los hechos «ya han prescrito». Sobre la prescripción del delito, la fiscal explicó en su escrito de conclusiones que el plazo de prescripción computa cuando cesa la conducta. Y hace referencia a que la Fiscalía General del Estado envió una circular en 2012 dando órdenes para unificar criterios en las fiscalías territoriales en el caso de los bebés robados. Indica esa circular que se siga el criterio de que los niños robados entre 1959 y 1990 en todo el Estado español no prescriben hasta que han transcurrido 10 años desde la fecha en la que víctima tiene la certeza de que lo es. Inés supo con 18 años que era adoptada, «pero no es lo mismo saberse adoptada que robada« , señala la fiscal. Madrigal supo que su madre no era la biológica cuando denunció en 2011, tras hacerse la prueba de ADN con un 0% de coincidencia, dice el Ministerio Público.

En la prescripción del delito la fiscal también citó a Justicia argentina en el caso del robo de bebés durante la dictadura de este país, explicando que debemos de aprender del proceso seguido allí, donde también la prescripción empieza a contar cuando la persona tiene la certeza de lo ocurrido.

Guillermo Peña a la salida del juicio se mostró optimista, aunque dijo que «el juicio llega muy tarde». Mientras, decenas de afectadas por el robo de bebés a las puertas de la Audiencia Provincial abrazaban y aplaudían al abogado. Para Inés Madrigal, en este país «nadie puede quedar impune jugando a ser dios, falsificando las partidas de nacimiento y cercenando el derecho a conocer nuestros orígenes», dijo. Y anunció que va a llegar hasta «el Tribunal Supremo para que se pronuncie sobre la prescripción y se puedan abrir las miles de denuncias de bebés robados cerradas».

 

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