No Comments
¿Sus personajes, como usted, sienten la necesidad de poner en práctica una utopía?
¿Los lectores debemos ser algo irracionales para leer sus cuentos?
El mundo creado en El mes más cruel (2010) subyace en La vida sumergida (2017), ¿seguimos instalados en la perversidad?
Los ambientes cerrados ¿siguen siendo el clima adecuado para sus relatos?
Algunos personajes de El mes más cruel no eran dueños de sus propias vidas, como quizá ocurre en La vida sumergida, ¿seguimos huyendo?
Según los tiempos que corren, ¿necesitamos volver al mito de la comuna?
Usted reinventa algunas historias clásicas, ¿porque frente al miedo particular debamos hablar de angustia colectiva?
Utiliza un genial manejo de lo que “suponemos”, ¿huye de cualquier eventualidad y sus relatos resultan impredecibles?
El aspecto psicológico domina en La vida sumergida, ¿por qué y qué aporta a sus relatos?
¿La mezcla de ecología y de religión muestra, de alguna manera, dos ambientes opresivos?
Según su perspectiva temática, ¿seguimos estando bajo esa idea de dominio tanto sociológico como político?
Sus relatos ¿son ese retrato duro y exigente de las muchas frustraciones que arrastramos los humanos, o de las inseguridades que nos asolan?
La pregunta trece, como su colección de relatos, si leemos “Vida en colonias”, ¿es un manifiesto intento de alejarse con sus cuentos de la etiqueta feminista?
Pilar Adón ha señalado, en alguna ocasión, que “los seres salvajes no han nacido para ser felices”, y lo afirma a propósito de La vida sumergida, cuyos cuentos nos devuelven a la memoria algunos de los temas que narrativamente obsesionan a la escritora: la dependencia y la sumisión humanas, la naturaleza asfixiante y, por consiguiente, cruel, que lleva a sus personajes al aislamiento como forma de huida y refugio, buscan la seguridad de la utopía, y sufren su posterior desencanto; incluso se verán envueltos en las relaciones de interdependencia, que ya había ensayado anteriormente en su narrativa extensa y en su faceta lírica. Las historias de este volumen se plantean desde una perspectiva lateral, se soslaya la intención final porque los personajes se presentan poco a poco y de una manera abstracta sin que sepamos nunca qué les ocurrirá, o deparará el destino cercano. De ahí el juego y la magnífica construcción de los asuntos planteados, característica reforzada por una carga psicológica bastante fuerte, lo suficiente como para que el lector se vea obligado a analizar el resultado, porque la reflexión y las referencias abundan en esa otra realidad, en esa otra manera particular de mirar al mundo que propone Pilar Adón.
Pilar Adón acaba de publicar su libro de cuentos La vida sumergida
Entrevista a Pilar Adón, autora de La vida sumergida
«No me interesa la perversidad como cualidad. Ninguno de mis personajes actúa maliciosamente por el placer de hacerlo. No causan daño de manera intencionada»
Pilar Adón es licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, y ha publicado los libros de relatos El mes más cruel (Impedimenta, 2010) y Viajes inocentes (Páginas de Espuma, 2005), por el que obtuvo el Premio Ojo Crítico de Narrativa, además de las novelas Las efímeras (Galaxia Gutenberg, 2015) y Las hijas de Sara (Alianza, 2003). Ha sido incluida en distintos volúmenes de relatos, Cuento español actual (Cátedra, 2014), Mar de pirañas (Menoscuarto, 2012), Siglo XXI (Menoscuarto, 2010) y Pequeñas Resistencias 5 (Páginas de Espuma, 2010). La vida sumergida (Galaxia Gutenberg, 2017) es su última colección de cuentos recientemente publicada.
¿Sus personajes, como usted, sienten la necesidad de poner en práctica una utopía?
Mis personajes buscan la tranquilidad, que les dejen en paz. La libertad de pensar y actuar, aunque finalmente decidan no pensar ni actuar en absoluto. También buscan esa libertad para no hacerlo. Desean leer, pasear, contemplar los árboles, estar con las pocas personas a las que quieren… A veces todo esto suena a utopía, efectivamente.
¿Los lectores debemos ser algo irracionales para leer sus cuentos?
Los lectores han de ser participativos, activos en la historia.
El lector no puede quedarse indiferente. No puede ser que nada haya cambiado en él tras haber leído un libro. Nuestras vidas están compuestas de las historias que vamos leyendo porque esas historias trazan nuestra manera de ver el mundo y de comportarnos en él. Y el lector participa en ellas dándoles cuerpo con su imaginación.
Submit a Comment