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La cuestión de fondo tiene que ver con la naturaleza del problema. Si no se identifica bien la enfermedad no habrá solución. Así por ejemplo, en un estudio impulsado por el Ministerio del Interior de España, con participación académica, orientado a saber por qué hay hombres que agreden y a asesinan a mujeres, se recoge un enfoque deficiente: Según las primeros análisis del minucioso trabajo, habría un 20% de agresores que podrían considerarse «sociópatas», hombres con dificultades de integración social, con antecedentes penales o policiales; un 30% que serían inestables emocionalmente. Y un 5% podría clasificarse como psicópatas. Dicho de otra manera, las causas son el alcohol, las drogas, un brote psicótico, demencia senil, neuroticismo, antecedentes de violencia, situación de inmigración, stress, despecho, desempleo, fobia social, etc, et. De tal modo que cada caso se separa de los demás y tiene una casuística que lo explica.
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