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Sus comienzos en el teatro y en el relato para llegar a la novela, ¿son fruto de un largo proceso de escritura?
¿El cuento y la novela sirven como un camino distinto para encarar una realidad social más cercana?
Ahora publica una tercera novela, Todos los espejos, rotos, ¿cree usted que la realidad cotidiana debe contarse desde la perspectiva de una novela de género negro?
Vista así la situación, ¿no podemos, entonces, mirarnos en ningún espejo?
Su protagonista no es un detective, sino un joven periodista, ¿quizá porque su visión de lo cotidiano pasa por el tamiz del periodismo?
¿Cree que Todos los espejos, rotos pasaría por señalar un cierto modelo costumbrista de narrativa contemporánea?
¿Ha querido condensar muchos de los temas que vemos y oímos en las noticias a diario?
El secuestro y asesinato, ¿se convierten en el motivo para contar el resto de la historia, en torno a la familia, el paro, el amor, la soledad…?
Sin el matiz de la corrupción, ¿quizá no hubiese existido una historia?
¿Debemos leer entre líneas si consideramos el ascendente árabe del protagonista?
¿Eso justificaría la doble vida del joven periodista?
El lenguaje correcto, preciso, actual, ¿debería ser analizado algunos años después como una muestra de expresión literaria y cotidiana?
Su vena cuentística ¿queda patente en los relatos intercalados, o se trata de una recurso narrativo más?
Todos los espejos, rotos de Antonio Tejedor García

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