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¡Zas! Madrid | December 12, 2024

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Últimas semanas para ver la exposición 'Jawlensky. El paisaje del rostro', en la Fundación Mapfre de Madrid - ¡Zas! Madrid

Últimas semanas para ver la exposición ‘Jawlensky. El paisaje del rostro’, en la Fundación Mapfre de Madrid
Redacción Zas Madrid

La búsqueda de lo esencial a través del color, el misticismo, la filosofía y la simplificación de las formas

Jawlensky. El paisaje del rostro se podrá visitar hasta el próximo 9 de mayo, en la Fundación Mapfre de Madrid

La muestra abarca cronológicamente toda la trayectoria del pintor ruso, desde el inicio de su carrera en Múnich, pasando por la transformación que experimentó su obra mientras vivió en Suiza, hasta sus últimos años en la ciudad alemana de Wiesbaden.

Jawlensky. El paisaje del rostro reúne más de un centenar de pinturas procedentes de coleccionistas privados además de instituciones internacionales. La mayoría de la muestra está formada por pinturas de Jawlensky, pero también se exhiben piezas de otros artistas con los que compartió inquietudes o que de algún modo influyeron en su producción, como son los casos de Henri Matisse, André Derain, Maurice de Vlaminck, Marianne von Werefkin, Gabriele Münter o Sonia Delaunay.

Alexéi von Jawlensky nació en 1864 en la ciudad rusa de Torzhok, pero sus viajes a París en 1905 y posteriormente en 1907 le permitieron conocer en profundidad la obra de Van Gogh, Matisse, Cézanne o Paul Gauguin, todos ellos determinantes en su pintura. Pero, fundamentalmente, Jawlensky se consolidaría en Múnich, ciudad en donde llegó en 1896 y donde desarrollaría gran parte de sus cuadros. Allí entró en contacto con Wassily Kandinsky, con quien contribuyó a la formación del expresionismo alemán siendo uno de los fundadores de la Nueva Asociación de Artistas de Múnich.

Itzhak Goldberg, comisario de la exposición, indica que «la singularidad de Jawlensky en el arte del siglo XX radica precisamente en la invención de una forma excepcional y paradójica: la de un rostro que es la materialización de inquietudes formales y espirituales; la de un rostro, en definitiva, abstracto». Así surgen en su creación las llamadas «Cabezas de preguerra» en donde no existe ningún tipo de identidad ni rasgos del retratado, sino una composición cromática que domina el cuadro (siempre con los ojos remarcados por los contornos azul de Prusia); las «Cabezas místicas» en las que Jawlensky crea rostros andróginos a través de manchas de color; y sus «Cabezas abstractas», serie que se caracteriza por caras-óvalo, frías, de marcado aspecto geométrico, con líneas verticales, horizontales y semicírculos.

Completan la exposición naturalezas muertas y paisajes y, en la época final de su vida, acuciado por una artritis que le dejará inválido, su impresionante serie de cuadros titulada «Meditaciones»: pinceladas densas de color que conforman rostros informes, sin vida.



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