El 29 de mayo de 2021 comenzaron a aparecer tumbas sin nombre en internados canadienses donde, desde 1863 hasta prácticamente nuestros días 1998, más de 150.000 niños indígenas fueron separados a la fuerza de sus familias y llevados a centros de internamiento donde fueron víctimas de abusos, violaciones y toda clase de vejaciones.
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