El biólogo Alfredo Caro Maldonado habla sobre la COVID-19 - ¡Zas! Madrid
«Si la gente está pensando que para Navidad estaremos vacunados y podremos pasar página puede olvidarse. Va a ser más lento»
Alfredo Caro Maldonado es biólogo, con máster y curso de doctorado en Inmunología, doctorado en Muerte Celular, postdoctoral en Inmunología y Metabolismo. Desde hace algo más de tres años lleva la plataforma de divulgación científica Ciencia mundana.
Esteban Engel, un médico chileno, bioquímico, biotecnólogo y virólogo, que trabaja estudiando los distintos tipos de coronavirus en el laboratorio de la Universidad de Princeton, ha declarado que la vacuna no va a estar pronto. ¿Qué sabemos del tema en estos momentos? ¿Habrá vacuna o no habrá vacuna?
Espero que tenga razón Esteban Engel en cuanto a que «ningún gobierno o empresa va a querer acelerar una vacuna que puede tener riesgos más grandes que los beneficios». No lo tengo tan claro. Hay más de cien proyectos intentando encontrar una vacuna, pero solo diez están en ensayo clínico con humanos. Uno que he visto, el de Oxford, fuertemente subvencionado por el gobierno británico, coge a poco más de 1000 personas voluntarias, las divide en dos grupos al azar, y a la mitad le pone una vacuna conocida contra la meningitis y a la otra mitad la experimental. Esta se basa en inyectar usando otro virus del resfriado, debilitado, no infectivo, que porta la famosa proteína de espina del coronavirus, esa que se une al ACE2…
¿Qué famosa proteína de espina del coronavirus es esa?
Sí, también la llaman espícula. El coronavirus debe su nombre a que por microscopía electrónica se le ve como una corona. Se ve bien en esta foto.
Que son esas proteínas que se unen a otra proteína que está en las células, y permite al virus pegarse para después meterse dentro de la célula.
¿Y por qué se hace así?
Esto se hace porque los anticuerpos que el sistema inmune generará contra esa proteína no solo desarrollarán una respuesta inmune específica contra el virus, sino porque se ha visto en personas contagiadas que sus anticuerpos, al unirse con el virus, los neutralizan. O sea, el virus es una partícula proteica tan pequeña que cuando se le unen esos anticuerpos flotando en la sangre (o la mucosa) impedirá que pueda unirse a las células, protegiéndolas. El que a la mitad de las personas se les ponga una vacuna ya estudiada es importante. Así, todas las personas sufrirán algo de efecto secundario (picor en el brazo, puede ser que algo de fiebre), de manera que no puedes saber (ni el que te la ha puesto) qué vacuna te han puesto.
¿No es esto que describes lo que se llama experimento «de doble ciego»?
Sí, así es. Ni el personal sanitario, ni el que procesa los datos y sobre todo el sujeto que recibe el medicamento sabe qué están recibiendo. Esto es muy importante en este caso porque saber que han recibido la vacuna contra la COVID-19 podría hacer que esas personas tomaran más actitudes de riesgo, y lo contrario.
Pero claro, ¿cuántas de esas 1000 personas estarán en contacto con el virus? Incluso en el Reino Unido, que todavía tiene una tasa de contagio considerable, la probabilidad es bajísima. Pongamos que de esas mil, cien sean contagiadas, y de las no vacunadas (grupo “placebo”) solo diez tengan síntomas. Es un número bajísimo para decir que la vacuna funciona. ¿Qué es lo que creo que pretenden hacer? Cogerán el suero de las personas vacunadas y verán in vitro si neutraliza el virus, que no está mal, pero no es una prueba total de que funcione. Y es que de hecho este ensayo en realidad es de seguridad, para ver si genera efectos secundarios indeseados. Aunque ellos plantean que es un “fase 1/2″ porque tendrán ambos resultados, de seguridad y de eficacia.
Se habrán dado cuenta de que la propaganda y el oportunismo, por el negocio en potencia, con respecto a quién va a encontrar la cura antes es muy grande. Pues el mismo jefe médico del gobierno británico encargado de esto ha dicho que la probabilidad de conseguir una vacuna en un año es extremadamente baja. Así que serán más cerca de dos para que la población mundial pueda beneficiarse de una vacuna. Y ojo, he dicho población mundial, y no blancos europeos y estadounidenses.
Sí, sí, se entiende bien lo que remarcas y las razones que te mueve a hacerlo.
Así que si la gente está pensando que para Navidad estaremos vacunados y podremos pasar página puede olvidarse. Va a ser más lento, aunque, por supuesto, ojalá nos equivoquemos.
¿Y qué nos puedes decir de los antivirales?
Ahí parece que hay resultados más rápidos, existen varios que parece que puedan estar funcionando a aliviar los síntomas de las personas más graves. Pero tiene que quedar claro que ningún antiviral será una pastilla mágica que nos evite contagiarnos y transmitir el virus, ni siquiera de ingresar en un hospital. Eso es fundamental porque, aunque sean útiles, no evitarán que muera muchísima gente sin acceso a ese tratamiento (por razones sociales o biológicas), que se saturen las urgencias, etc.
Un informe publicado el 6 de mayo, por la Organización Mundial de la Salud (OMS), defendía que infectar voluntarios con el virus del COVID-19 podría ser de gran importancia en los estudios para desarrollar una vacuna. Desde un punto de vista ético, ¿es legítimo esta infección en personas voluntarias? ¿Cuánta voluntariedad real hay? Como decía antes, para probar la eficacia de una vacuna en una enfermedad con poca incidencia como esta (por ahora) haría falta probar la vacuna en muchos miles de personas, algo caro y lento. Lo de caro el informe no lo menciona. Mientras que si inoculan el virus se ahorran un modelo animal y mucho tiempo. Según ese informe de la OMS, un 0,03% de los jóvenes entre 18 y 30 años contagiados muere. Dicen que estos ensayos los harían en un centro médico con todas las medidas sanitarias y bien vigilados. Pero teniendo en cuenta que no hay ningún tratamiento disponible (mencionan el Remdesivir, ¡me río yo!) y que tal como dicen, ensayos parecidos con malaria y gripe tuvieron “graves consecuencias” en las cobayas humanas, pues no me parece muy seguro. Además, diciendo que haciéndolo en esos centros sanitarios se reduciría el riesgo al mínimo, reconocen implícitamente que si tuviéramos sistemas de salud decentes moriría menos gente. ¿Quién se presentaría voluntario? Ben Goldacre, en su libro Mala farma, muestra lo corrupto de los ensayos clínicos y cómo el que se hayan externalizado los ensayos a empresas especializadas que los llevan a cabo de manera muy opaca en países empobrecido hace que los resultados sean dudosos.
Ya hablábamos hace unos días de los médicos franceses que abiertamente hablaban de que «dadas las condiciones del continente» África era un buen sitio para probar la vacuna. Lo que no sé si dijeron es que para hacer eso hay que inocular a los conejillos de indias con el virus. ¡Luego nos preguntamos por qué muchas poblaciones africanas se niegan a ser vacunadas!
El lenguaje de ese informe me da escalofríos. En la tabla de criterios para estos estudios, la valoración para el criterio científico es vago: «estos estudios deben tener una fuerte justificación científica». Ah, vale, ¿y eso quién lo decide? ¿Qué es una fuerte justificación científica? Dicen que hay que tener en cuenta que los criterios éticos pueden variar por regiones, ¿eh? Es en esta parte de los criterios éticos donde son más ambiguos. En la introducción dejan claro que no conocemos los riesgos de un estudio así, pero el primer criterio ético es evaluar claramente que los beneficios (menor tiempo en conseguir la vacuna) superan los riesgos (que personas mueran o queden tocadas durante el experimento). Así que tendremos que quedarnos con los “criterios éticos locales” para resolver el dilema. Que ya sabemos qué significa realmente, se hará el ensayo en aquellas regiones donde no haya derechos.
¿A qué regiones sin derechos haces referencia?
Un gobierno democrático no se va a arriesgar a que algún ciudadano muera en un experimento así. Las empresas de ensayos clínicos, ya que la gran farma a menudo externaliza este proceso, utiliza a África y algunos países asiáticos para llevar a cabo esos ensayos. No me extenderé. A las personas que lean inglés les animo que vayan directamente al informe.
¿Estás entonces en contra de ese tipo de estudios de forma general?
Quiero dejar claro que personalmente no me sitúo categóricamente en contra de este tipo de estudios. Pero no veo nada claro este en particular: racismo y colonialismo, ambigüedades en el informe, beneficio privado de los resultados de esos estudios, negar medidas alternativas (mejores sistemas de salud y de prevención), etc.
«Es razonable pensar que en diciembre el virus ya estaría por Europa»
Diversas informaciones de estos días pasados han hablado de la presencia (muertes incluidas) del COVID-19 en países europeos desde hace medio año, desde noviembre o diciembre de 2019. ¿Puede haber ocurrido? Si fue así, ¿cómo es que no nos hemos dado cuenta de ello?
Hasta donde yo sé… permíteme una anotación aquí. Es muy complicado, y estresante, mantenerse al día con todo lo que va saliendo, seguir trabajando y teniendo vida. Así que decidí bajar el ritmo y los últimos diez días no he estado tan atento así que seguro se me escapan cosas. Pero esto sí me llamó la atención, y por lo que he visto, la información viene de este artículo que relata que un médico en Francia decidió repasar todas las neumonías que tuvo entre diciembre y enero y analizar las muestras biológicas que guardan muy acertadamente congeladas durante cuatro años. De 124 pacientes, 80 no tenían etiología (no se sabía qué los había enfermado) y uno dio positivo en SARS-Cov-2. Leyendo los métodos, parece improbable que haya sido un falso positivo o contaminación, pero no es descartable: es bastante fácil contaminar una muestra con material genético del virus en el ambiente. Este hombre, que ingresó muy a finales de diciembre, no había viajado, así que se habría contagiado localmente. Pero los estudios de secuenciación y análisis filogenético no llevan este virus a más allá de noviembre. Por otro lado, con la cantidad de viajeros tan grande, no es de extrañar que el virus llegara a Francia a principios de diciembre. Y hay que sumar a esto que todavía no sabemos cuánta gente ha sido contagiada.Así que es razonable que en diciembre ya estuviera por Europa, pero dudo mucho que antes, a no ser que los estudios filogenéticos estén mal.
Pero pueden estar mal esos estudios filogenéticos a los que haces referencia…
No tengo los conocimientos técnicos suficientes para juzgarlos, pero no he visto ninguna crítica a los mismos, así que las tres cepas que se han descrito y su evolución en el tiempo parece bastante clara.
Científicos expertos en coronavirus como Luis Enjuanes esperan que el SARS-CoV-2 pierda patogenicidad, no que la gane. ¿Es una esperanza vana? Otros científicos, en cambio, mantienen posiciones contrarias: no sólo pierde, afirman, sino que ganan capacidad de contagio. ¿Hay disensos en la comunidad científica en este punto?
No son planteamientos contradictorios, aunque puedan estar relacionados. La capacidad de contagio en este virus tiene sobre todo que ver con su “supervivencia” (entrecomillado porque no es un ser vivo), su afinidad por el receptor de entrada y porque haya tanta gente asintomática.
La virulencia o patogenicidad tiene que ver con cómo el sistema inmune de algunas personas no responde adecuadamente al virus, lo que lleva a una respuesta inflamatoria muy grande. No se sabe muy bien por qué pasa esto.
Existe una ley general en parasitología que dice que la evolución huésped-parásito (aunque el virus no es estrictamente un parásito al no ser un “ser vivo”) tiende a reducir la mortalidad. O sea, cuanto más virulento menos capacidad de transmitirse. Sin embargo, no es de extrañar que se seleccionen aquellas versiones del virus que se escondan más (menos sintomáticas) y que sean más contagiosas. Eso es negativo porque se transmitirá más, pero positivo porque será menos letal.
Unos científicos españoles dirigidos por Valentín Fuster han constatado que los anticoagulantes previenen infartos o ictus en pacientes con coronavirus. Los resultados de la investigación en 2773 pacientes se han publicado en la revista The Journal of the American College of Cardiology (JACC). Según los autores del estudio, estos hallazgos podrían aportar una nueva visión sobre cómo tratar y manejar a los pacientes con coronavirus una vez que ingresan en los hospitales. ¿Es relevante este hallazgo? ¿Nueva visión sobre cómo tratar y manejar a los pacientes?
Usemos este ejemplo para ver cómo me formo un criterio sobre una noticia. Lo primero que hago es buscar noticias divulgativas al respecto en sitios especializados. He encontrado esta del Colegio americano de Cardiología, que la titula: “La anticoagulación está asociada con una mejora en los pacientes de covid-19 hospitalizados.” A continuación me voy a la publicación original y compruebo que se haya revisado por pares (están saliendo muchas noticias a partir de prepublicaciones). Cómo lo titulan los autores: “Asociación del tratamiento con anticoagulantes con supervivencia en el hospital entre pacientes con covid-19”. No dice en el título que el tratamiento mejore, sino “asociación”, o sea, ambiguo. Cuando leo el texto no doy crédito, lo leo una y otra vez porque pienso que no lo estoy entendiendo, pero es muy claro y permitidme por una vez que lo ponga literal en inglés: “In-hospital mortality for patients treated with AC was 22.5% with a median survival of 21 days, compared to 22.8% and median survival of 14 days in patients who did not receive AC”. Y eso quiere decir que la mortalidad en el hospital para los pacientes tratados con anticoagulante fue del 22,5%, comparada con un 22,8% de supervivencia en los no tratados. Aunque los tratados vivieron unos días más. Y al final dicen que los anticoagulantes “pueden” (el “may” en inglés) estar asociados con mejores resultados, pero que tendría que evaluarse el aumento detectado en las hemorragias.
Creo que está clarito. Existe una necesidad de convertir los resultados científicos en propaganda, hay muchos millones en juego. Lo que no es de recibo es que la agencia EFE y todos los medios, como El Periódico, que copian esas notas de prensa sin ni siquiera abrir el artículo original, afirmen que el tratamiento “mejora la supervivencia hospitalaria” cuando ni el autor se atreve a decirlo en el artículo, aunque sí en la entrevista. Juzguen ustedes.
Para los lectores (yo incluido) no puestos: ¿qué es eso de las prepublicaciones? ¿Los artículos que se publican sin haber sido revisados por otros científicos puestos en el tema desarrollado e investigado?
Desde hace algunos años, y para intentar mejorar el proceso de revisión por pares y reducir el fraude científico que parece estar aumentando mucho, se desarrolló el “pre-print”. Existen unas plataformas donde cualquier investigador puede subir unos resultados o un borrador de artículo científico. Ahí la comunidad podría evaluar, comentar, replicar los experimentos, etc., ¿qué pasa? Que en tiempos de avidez informativa, los periodistas (y muchos investigadores oportunistas) toman esas “prepublicaciones” como publicaciones científicas, y no lo son. Por eso hay que andar muy atento con los supuestos estudios anunciados en prensa.
¿Debemos seguir esperanzados? ¿Son vanas nuestras esperanzas? ¿Cómo deberíamos comportarnos de forma prudente y razonable?
No creo que nadie tenga una bola de cristal. Creo que lo más sensato, prudente ¡y revolucionario! es la humildad epistemológica y la prudencia. Si alguien da una previsión está siendo arrogante.
La situación objetiva ahora es que tenemos muchas más personas infectivas que cuando empezó el estado de alarma. Si se ha mantenido la R0 a 1 (o menos) es porque a esas personas jóvenes y lozanas no se les está permitiendo salir. Una fiesta y una comida con los con los abuelos y la semana siguiente puede ser letal.
Tenemos que retomar ciertos aspectos de nuestras vidas, porque si no va a ser peor el remedio que la enfermedad. Pero tenemos que ser muy conscientes de que ir al súper, interaccionar con gente “por primera vez”, en el metro, etc., son prácticas de riesgo y que podemos ser portadores asintomáticos. Así que cuando vayas a ver a gente con la que no tenías contacto físico, lleva mascarilla, no hacen falta guantes, lávate bien las manos, usa gel hidroalcohólico cada vez que te toques y reprímete esas ganas tan grandes de besar.
Pero permíteme una pregunta no científica, ¿no es ese vivir que describes un vivir poco humano, casi imposible, poco gozoso, muy represor (por hablar mal y rápido)?
¡Lo sé! Hay gente que está hablando de la “asiatización” de occidente. No lo entendamos desde un punto vista racista, sino como proceso cultural. Opino que someter para siempre a nuestras sociedades mediterráneas a un distanciamiento social más o menos coercitivo puede tener consecuencias más graves que la pandemia descontrolada. De ahí lo de la humildad epistemológica. Intentar manejar los riesgos de nuestras acciones con equilibrio. Voy a ayudar y visitar a mi abuela, pero como estuve de fiesta la semana pasada no la voy a besar. O voy a visitar a mi abuela pero como llevo tres semanas sin estar en contacto con nadie le voy a dar un abrazo. No sé si me explico, el riesgo no solo no lo podemos eliminar, sino que intentarlo es indeseable, ¿qué tal reducirlo?
¿Quieres añadir algo más?
Sí, gracias. En las últimas semanas gente cercana me hace llegar todo tipo de ideas conspiratorias y complotistas. En especial, esta moda del 5G y su relación con el virus. No voy a intentar desmontarlas porque “son cuestiones de fe”. Solo quiero volver a recomendar este texto de Santiago Alba Rico. Y citar esta parte que me parece importantísima que tiene que ver con la sobrevaloración de la ciencia y la medicina: «Creíamos que en Occidente estábamos protegidos de la muerte, que la ciencia siempre encontraría el recurso».
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