El Romanticismo: la rebelión que arde y no se consume ('La necesidad del ateísmo y otros escritos de combate' de Shelley) - ¡Zas! Madrid
La cosmovisión romántica está ligada a ideologías conservadoras. Falso. Los autores románticos añoraban el pasado medieval. Falso. El Romanticismo rechaza los postulados de la razón. Falso. La estética de terror define la imaginación romántica. Falso. Y aún podríamos seguir. ¿Porque quién de nosotros no ha oído frases parecidas a estas? Cada tanto circulan en la prensa o las redes sociales; no es difícil que leamos alguna en textos divulgativos y hasta en el folleto de una exposición.
Huelga decir que pocos estudiosos del Romanticismo dan crédito a tales afirmaciones. Después de todo, hace más de dos siglos que la ciudad alemana de Jena vio nacer el primer círculo del movimiento, y los escritos teóricos de sus propios militantes desmienten cualquier equívoco, ya provenga de la mala fe, la frivolidad o el interés comercial. Así las cosas, la publicación de un título como La necesidad del ateísmo y otros escritos de combate de Percy Bysshe Shelley, supone un doble motivo de celebración. No solo porque el volumen reúna los ensayos políticos más candentes del gran poeta inglés, sino porque varios de ellos han sido traducidos por primera vez a nuestro idioma. Las teorías personales que Shelley expone aquí, tocan temas tan actuales como la liberación de la mujer, el amor libre, la pena de muerte, el ateísmo o la práctica vegetariana. Publicado por la editorial Pepitas de calabaza, con su cuidado y calidad habituales, la traducción, edición, y notas del conjunto han corrido a cargo del poeta Julio Monteverde, de estirpe romántica él mismo, y responsable, entre otros, del estudio preliminar de la novela El monstruo, del decadentista Antonio de Hoyos y Vinent. Al igual que en aquélla ocasión, en la presente los artículos de Shelley van acompañados por un esmerado y sugerente prólogo de Monteverde titulado El corazón que arde y no se consume. Shelley o la posición política del movimiento romántico. Un preludio que, como cualquier lector exigente comprobará, hace plena justicia a la posición política del Romanticismo en general y a la de Percy Shelley en particular.
Ahora bien, ¿qué encontraremos en La necesidad del ateísmo y otros escritos de combate? Nuestro formato nos impide ahondar en las preocupaciones poéticas y políticas de Shelley o bosquejar su trayectoria vital, tan fascinante como compleja. Con todo, algunos puntos podrían dar una idea del espíritu que anima la selección. En cuanto a las circunstancias históricas, intelectuales, y biográficas que rodean estos ensayos, el lector las encontrará meticulosamente comentadas en el acertado prólogo de Monteverde, que además traza un interesante perfil del tipo de sensibilidad romántica que distingue al autor de Prometeo liberado.
Tres ensayos de la recopilación destacan por su asombrosa vigencia. El primero es La necesidad del ateísmo, una revisión de un documento anterior que, en colaboración con su camarada Thomas Hogg, Shelley escribió a la temprana edad de diecinueve años. En aquel momento, la difusión del atrevido artículo supuso la expulsión de ambos estudiantes de Oxford. Y lo que es peor, abrió una brecha entre nuestro poeta y su padre. Por desgracia, este conflicto familiar acarrearía un sin fin de dificultades tanto para Percy como para Mary Shelley, su célebre compañera. No podía ser de otro modo, entre otras cosas porque el texto, considerado la primera defensa pública del ateísmo en el Reino Unido, reflexiona sobre la inexistencia de Dios, el dogma cristiano y el fenómeno religioso en general. Pero más sorprendente todavía es el ensayo Incluso el amor se vende. Aquí, el inquieto poeta inglés rebasa nuevamente su época para defender la libertad femenina y la unión libre, rebatiendo la institución matrimonial burguesa. Se sabe que Shelley admiraba a Mary Wollstonecraft, madre de su esposa. Es natural que los escritos de la gran precursora del feminismo sirvieran de base a esta inspirada disertación sobre el amor, que junto a La necesidad del ateísmo forma parte del poema Queen Mab. Se trata, además, de un texto idóneo para esclarecer otro equívoco muy extendido sobre el proyecto romántico: el que confunde ese sentimentalismo afectado, normativo y ñoño (casi diríamos histérico) que designa el término coloquial “romanticismo” con la insumisa filosofía pasional de los poetas más avanzados de su tiempo. Desde esta perspectiva, ni siquiera sería un despropósito ver en Incluso el amor se vende una anticipación genial de propuestas posteriores como las de Fourier, Armand o Goldman. Por último, cabe destacar la notable modernidad de otro texto del volumen: el Ensayo sobre la pena de muerte, donde Shelley emplea toda su elocuencia para criticar este método de castigo. De particular interés son ciertas tesis del autor sobre la psicología colectiva, que hacen pensar en la noción de “sombra” del psicoanálisis jungiano, y que en algún caso siguen siendo aplicables a fenómenos de nuestros días.
Mención aparte merece el artículo Defensa de la poesía, uno de los documentos axiales del Romanticismo y de la poesía moderna. Los vínculos entre la razón y la imaginación, o la relación del acto poético con fenómenos como la Historia, el lenguaje, el amor, la renovación social, la doctrina utilitarista, y los géneros literarios, se cuentan entre los asuntos que Shelley examina a lo largo de estas páginas. Pero eso no es todo. Se diría que algunos enunciados de esta pequeña obra maestra atentan contra el corazón mismo de la tradición literaria. Y en efecto, al afirmar que «todos los revolucionarios en el campo de las ideas son necesariamente poetas», Shelley amplía la noción de poesía. Un siglo después, el Surrealismo llevará esta operación transformadora a sus últimas consecuencias.
No queremos concluir esta reseña sin mencionar la feliz variedad de la selección, que incluye géneros tan diversos como el poema, el ensayo, el panfleto, el fragmento, la canción popular, el himno, y hasta un relato: el utópico Los asesinos. Integran el volumen, por ejemplo, los panfletos El paseo del diablo y Una declaración de derechos, canciones como el Canto a los hombres de Inglaterra, que en manifestaciones obreras ulteriores llegaría ser popular, o la provocadora ¡Dios salve a la reina! Un nuevo himno nacional. Como se verá en el prólogo, el propio Shelley distribuía muchos de estos textos políticos recurriendo a medios de lo más imaginativo. Finalmente, cabe mencionar la Oda a la libertad, que inspiraron al poeta las sublevaciones que estallaron en España, Italia y Grecia en aquellos años.
Confiamos en que lo dicho hasta aquí haya servido para ilustrar, siquiera en parte, el espíritu que anima esta selección de textos de Shelley. Abríamos la presente reseña desmintiendo la etiqueta conservadora que, con demasiada ligereza, se le suele colgar a la cosmovisión romántica. Ya se habrá visto que el fundamento de tales suposiciones es cuando menos dudoso. En realidad, la rebelión contra el discurso hegemónico siempre ha formado parte de lo que podríamos llamar “el temperamento romántico”. Otro tanto se podría decir del pensamiento racional, al que el Romanticismo otorgó la suficiente importancia como para que el Primer programa de un sistema del idealismo alemán, atribuido a Hegel, Hölderlin y Schelling, abogue por una “mitología de la razón”. Lo hemos afirmado nada más empezar: la publicación de La necesidad del ateísmo y otros escritos de combate supone un doble motivo de celebración. Invitamos, pues, a los lectores, a participar en esta fiesta redescubriendo la poética combativa de Percy Shelley. Una poética que, nos atrevemos a asegurar, no dejará indiferente a ningún amante de la poesía de la libertad.
(Inés Mendoza es escritora y profesora en la Escuela de Escritores. Ha publicado el libro de relatos El otro fuego y cuentos en varias antologías, entre la que destaca Mar de pirañas, nuevas voces del microrrelato español. También ha publicado artículos sobre literatura y relatos en distintos medios de prensa y en diversos libros, como su última contribución en Diodati. La cuna del monstruo que versa, igualmente, sobre el movimiento romántico).
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