Eugenio Castro: 'El Gran Boscoso es eso donde la transformación de la palabra encuentra su sinrazón de ser, su afirmación' - ¡Zas! Madrid
«Me mantengo sin vacilación en el terreno de lo poético, considerando que esto tiene su propio pensamiento, cuando se trata de desarrollar una revelación, incluso una iluminación, pues esto es lo que mejor define, a mis ojos, a la poesía»
Eugenio Castro es cofundador del Grupo Surrealista de Madrid y de su revista Salamandra, y miembro del Ateneo Cooperativo autogestionado Nosaltres.
Ha participado en los libros colectivos, Indicios de Salamandra, Situación de la poesía (por otros medios) a la luz del surrealismo o Crisis de la exterioridad.
Ha publicado los libros H, La región insomne, La flor más azul del mundo. Acaba de sacar en La Torre Magnética El Gran Boscoso… es eso, una recopilación que reúne las plaquettes de poemas publicadas, a medio publicar y nunca publicadas entre 1980 y 2015.
Con El Gran Boscoso… es eso, ¿se inicia una andadura metafísica?
Confieso que metafísica es un término que me desborda, por no decir que no llego a comprender, si es que se trata de eso, de comprender y/o de comprenderlo. Este asunto, por otro lado, no me preocupa. Mi elección recae en otro u otros lugares. Al respecto, no podría decir que se inicia en mí ninguna andadura metafísica. Me mantengo sin vacilación en el terreno de lo poético, considerando que esto tiene su propio pensamiento, cuando se trata de desarrollar una revelación, incluso una iluminación, pues esto es lo que mejor define, a mis ojos, a la poesía. En tal sentido, la poesía irá siempre por delante de la filosofía. La poesía ve, la filosofía aclara. Nada de esto sirve, en último término, para separar una de otra, y ni mucho menos volverlas antagonistas. Pero desde luego no estoy dispuesto a admitir que la poesía sea subalterna de la filosofía.
El Gran Boscoso se erige como símbolo y maestro de ceremonias de la transmutación alquímica, ¿el poeta, todos nosotros, debemos buscar el vellocino de oro?
No era mi intención otorgarle a El Gran Boscoso un prestigio semejante. Y, en honor a la verdad, no creo que lo tenga. Pero no le quito el mérito de existir como climatología del espíritu que le confiere la gracia de experimentar una transformación de su ser asociada a esa climatología, de tal modo que, pareciéndose a sí mismo, se transforma en otro ser perfectamente diferente: una metamorfosis de la forma en la que se juega la vida el contenido. El Gran Boscoso es eso donde la transformación de la palabra encuentra su sinrazón de ser, su afirmación.
¿Cómo se crea desde la escritura automática, «ese gran medio de desintegración mental»?
No hay creación “desde la escritura automática”. Acontece lo inconsciente mediante un proceder que guarda una importante relación con el trance. Bajo este estado no se puede crear, tan solo dejar que se manifieste lo latente. Y es que no hay experimento, no hay formalidad (o formalismo, como se prefiera). Cuando se crea, se hace “en uso de razón”, lo que entra en contradicción con la naturaleza no-razonable (el dictado de lo inconsciente) de la escritura automática (sin dejar de tener en cuenta el exiguo -pero no por ello irrelevante- resto de razón que persiste durante el acto de hacer escritura automática). La escritura automática sigue siendo, eso sí, el verdadero milagro profano por el que la palabra se revela. La escritura automática es siempre la palabra por venir. Y el mismo porvenir fecundo de la palabra (la poesía escrita, antes y después del poema) dependerá de la atención que se le preste a la escritura automática.
En tu libro H, escrito en el 2006, hablaste sobre el callejeo surrealista en un Madrid exponente de una vida diferida. La última plaquette del libro, escrita en 2015, se titula Desprendimiento de H. ¿Cuál es la conexión entre ambos escritos?
Tal vez se trate, por encima de otra estimación, de una temeridad, o mejor de un acto de iconoclasia, puesto que Desprendimiento de H es el resultado de un experimento que consiste en extraer, de H, mediante el procedimiento de borrado de palabras y frases —lo que conlleva, en sentido contrario, la selección y elección de palabras y frases intactas— un texto enteramente nuevo. Me gusta incluso pensar que podría tratarse, nada más y nada menos, que del contenido latente de H (el libro al que aludes), cobrando el aspecto más concreto y más concentrado. Pero lo que expreso no debe ser tomado sino como un indicio. Aunque no quiero obviar una cierta complacencia por mi parte, a la hora de establecer una relación entre lo que es Desprendimiento de H y el principio de la reflexión con la que culmina H: «En el filo del sentido. Ahí se asoma este libro que siempre ha aspirado a ser presencia, y de haberlo conseguido, sólo presencia». A este principio debo añadirle lo que también expreso al final de esa especie de epílogo, y que como se verá, parece pertenecer al mismo hilo tirado para que quien se pierda sea, efectivamente, el sentido: «…Letra en esencia muda, y aquí enteramente muda, H se convierte en puro aparecer y ocupa el lugar de lo ausente que por ella reaparece, anunciando lo que está por venir, constituyéndose en algo anterior a la palabra: antes de ser lenguaje, H es espasmo… Y esto no tanto porque lo que deba dirimirse sea la imposibilidad de decirla, sino más bien la posibilidad de no decirla… Ya que ésta (H) debe seguir incisa ahí-dentro, alojada en la pared de acantilado de lo representable, hermanada con una inclemencia que interfiere el discurso, abierta en su mudez visible al vórtice de su latencia». Esto explicaría el título dado a ese texto (la palabra como presencia en sí misma, no como representación), pues se trata, sin lugar a dudas, de un desprendimiento, evidentemente provocado, pues la voluntad lo ha presidido.
¿Qué supone «un estado poético surrealista»?
Un encuentro en el calvero de la vida corriente de una gracia del ser y la crisis del sentido.
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Dice Eugenio Castro …que no hay creación “desde la escritura automática”. Acontece lo inconsciente mediante un proceder que guarda una importante relación con el trance…..bajo ese estado no se puede crear, tan solo dejar que se manifieste lo latente…no hay experimento…Cuando se crea se hace “en uso de razón”, lo que entra en contradicción con la naturaleza no-razonable (el dictado de lo inconsciente)…((sin dejar de tener en cuenta …el resto de razón que persiste durante el acto de hacer escritura automática)…milagro profano por el que la palabra se revela…es siempre la palabra por venir. y el mismo porvenir fecundo de la palabra (la poesía escrita…)dependerá de la atención que se le preste a la escritura automática…
Retomo fragmentos de una parte del reportaje; donde el diálogo entre los interlocutores, riquísimo en contenidos, de los que me siento identificada en el pensar y sentir del poeta Eugenio Castro. Extracto estos trozos de sentires, en un intento de conectarme con la profundidad de sus conceptos y los que quedan flotando a partir de su lectura. Expreso que me siento identificada, porque en mis escritos, que de hecho, es como si hubieran sido encuadernado mis borradores. Pienso, manifestándolo desde otro lugar, que todo lo que escribo, sale del único lugar donde debemos buscar, para poder ser auténticos: el corazón. La razón “piensa” ,a veces, más de lo debido: para mi gusto. Y cuando el corazón nos habla, generalmente, trae mi memoria lo que dice un gran poeta argentino contemporáneo, Sergio Abaldi “escribo desde el desgarro” yo agrego: o las emociones que tienen que ver con alegrías… emociones positivas y el corazón y/o el alma ( dirían otros) está directamente conectado con el inconsciente, con un dejo que camina sólo por el filo de la cornisa de la razón. Fue gratificante la lectura de este reportaje que me llevará a bucear entre los surcos de los libros mencionados. Felicidades Poeta Eugenio Castro. Gracias Emilia Lanza, por poner a nuestro alcance, reportajes de calidad.
Nélida Baigorria
Escritora – Poeta
Artista Plástica
Mar del Plata – Argentina -
¡Excelente, Eugenio!
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