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La isla de los hombres con encanto: "Parenthood" - ¡Zas! Madrid
El amor romántico, pasional casi nunca ha cumplido mis expectativas. Algún instante mágico, que debes de retener y saborear durante meses o, incluso, años. Sí, ese recuerdo te salva de muchos errores, te curte ante la soledad y ante la deslealtad del amor, pero ser madre y ser hija me ha compensado de todos los sinsabores de la vida. Con mi padre tuve algún momento de alta incertidumbre pero con mi madre y con mi hija la felicidad ha sido y es completa.
Mi madre me hizo sentir que era una persona única que podía alcanzar todo lo qué deseará, pero ser madre es un salto estratosférico en la conducta humana. Ese amar a alguien por encima de cualquier cosa, ese contribuir lentamente, con paciencia, a la construcción de un ser humano, es tremendamente gratificante y conmovedor. Sin ninguna duda, estoy muy orgullosa de mi hija, es una de las mejores personas que conozco: madura, libre y resolutiva. Sí, tiene algún defecto que, por supuesto, no voy a mencionar.
Valorando todos estos sentimientos tan positivos, tengo que reconocer que esconde una pequeña frustración. Me hubiera encantado tener otro hijo: un hijo varón. Ese reto de contribuir a la creación de un hombre libre, sin deseo de dominio pero sin renunciar a ser masculino, sin dejar de tener atributos. Hay un rostro que cristaliza ese deseo a la perfección. El rostro responde al nombre de Miles Heizer. Miles interpreta al hijo de Sarah Tracey Braverman (Lauren Grahan, Las Chicas Gilmore) en Parenthood.
Ese personaje, ese rostro refleja la conquista de la masculinidad fuera de cualquier tópico. Ama a las mujeres, ama el sexo, ha tenido muchos problemas en la vida, ha sido vulnerable, ha tenido problemas de comunicación, pero ha vencido y en esta temporada, la sexta y última, se ha convertido en el retrato del hombre que la sociedad tendría que construir. El hijo que toda mujer debería desear parir, el novio ideal, el hermano fiel, el amigo sincero.
Este personaje tendría que ser una asignatura obligatoria en los institutos, colegios, universidades, juventudes de partidos políticos, centros juveniles, etc., para impedir que los patrones machistas se perpetúen, impedir que el porno sea el referente sobre la educación sexual y emocional de los jóvenes. Ese rostro es la mejor vacuna contra la violencia de género. Y, afortunadamente, no es el único personaje masculino fuera del tópico que hay en Parenthood. Parenthood contiene un gran número de personajes masculinos interesantes, atractivos. Podríamos publicitar la serie con el siguiente slogan: Parenthood: La serie con hombres llenos de encanto.
Parenthood es una ventana abierta a una pradera en verano, lejos de ruidos, venganzas, violencias extremas, sin vejaciones, sin mafias, sin traiciones, tramas, incluso lejos de guiones cerrados. Parenthood es una serie donde la improvisación es la forma de concebir los capítulos, donde los valores éticos de solidaridad, amor desinteresado, apoyo incondicional definen la serie. Sí, a veces es previsible. Hay personajes indefinidos (los padres de Sarah), pero es la serie que quieres ver cuando has tenido un mal día, porque te invita a recogerte en tu casa, con un Cola Cao, una mantita y soñar que esa familia es tu familia o que es la familia que venció en la configuración del nuevo mundo que descubrió Cristóbal Colón.
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