'Páginas escogidas' una mirada a la obra de Carmen Martín Gaite - ¡Zas! Madrid

En el centenario de Carmen Martín Gaite, Siruela edita Páginas escogidas
Páginas escogidas recoge el marco de referencia del mundo literario de Martín Gaite que se ordenaba a través de la categoría de la experiencia

La función que la escritura ocupó en la construcción de la identidad de Carmen Martín Gaite, sus intereses, conferencias y viajes, o su espacio y lugar en la narrativa del siglo XX confirmarían la celebración del centenario a lo largo del presente 2025
Un merecido recuerdo a esa figura polivalente y compleja que ocupó con su obra narrativa la segunda mitad del pasado siglo en la literatura española. Sobre Carmen Martín Gaite se ha escrito tanto como se merece una mujer que dedicó toda su vida a la literatura. Empezó a escribir en los años cincuenta y en su obra resalta su interés por la incomunicación y como consecuencia para evitarla, la búsqueda de interlocutor aunque haya que inventarlo; la utilización de la memoria y el mundo de los sueños fue su forma de conocimiento interior, o el proceso de escribir su única preocupación literaria, y sus inquietudes por los problemas de las mujeres como tema literario. La percepción que la autora tiene de sí misma es la de poco agresiva, modosa, pero rebelde; capaz de darle vuelta a todo, sin necesidad de levantar la voz o defender causas equívocas. Es el retrato de una Martín Gaite que nunca llamó la atención, salvo con su literatura, porque escribió sobre los problemas, inquietudes, contradicciones, miedos y deseos de las mujeres españolas de su época.

Primeras obras
La joven Martín Gaite publicaría sus primeros poemas en la revista universitaria Trabajos y días mientras estudia Filosofía y Letras en Salamanca. Llega a Madrid con la intención de escribir su doctorado, y colabora en periódicos y revistas de la época, pero sobre todo entra en contacto con un grupo de escritores jóvenes a los que Josefina R. de Aldecoa llama Los niños de la guerra (1983) que formarán la generación del 50. Su primer cuento “Un día de libertad” (1953) lo publica Revista Española, y “El balneario”, ganaría el Premio Café Gijón 1954 y aparecerá junto a otros tres cuentos, “Un día de libertad”, “Los informes” y “La chica de abajo”. Desde entonces y hasta 1962 seguirá escribiendo relatos breves que publica en 1960, Las ataduras, y en 1978 recopila todos sus Cuentos completos, donde explica sus inquietudes y temáticas variadas, la rutina, la oposición entre pueblo y ciudad, las primeras decepciones infantiles, el desacuerdo entre lo que se hace y lo que se sueña, la incomunicación y el miedo a la libertad.
Carmen Martín Gaite, como sus compañeros de generación, escribe sobre lo que ve, con esa manera tan suya que revela sin molestar, e invita a observar los problemas que afectan al ser humano, a las mujeres. Con su primera novela Entre visillos (1957) se embarca en esa faceta de mostrar, criticar, romper y componer que tanto caracterizará al resto de su obra, narrativa y ensayística. La novela muestra la vida de un grupo de chicas adolescentes de clase media en una ciudad provinciana en la España de los cincuenta, a través de una existencia anodina, tediosa y rutinaria dominada por las tareas domésticas, los bailes en el Casino, el cine y la iglesia. En 1974 después de un silencio narrativo de doce años, Martín Gaite publica Retahílas, una novela estructurada en torno a un diálogo formado por dos monólogos encadenados: durante una noche de vela, mientras esperan que la muerte se lleve a la abuela, tía y sobrino, Eulalia y Germán, dan rienda suelta a sus recuerdos y confrontan sus respectivos roles, trascendiendo a lo individual.
Los ochenta son años de desencanto, un desencanto provocado en la narradora por el conflicto vivido entre un divorcio de ideas y de comportamientos; la revolución que supuso el final de franquismo, desde el lado de lo imaginario. Las ilusiones que muchos españoles pusieron en los cambios prometidos por el partido socialista en 1982 que, pronto, se trocaron en desilusión al ver que lo prometido en su eslogan electoral, cambiar el país y los comportamientos públicos, se asociaron de alguna manera al tópico existencial del buen vivir, optando por una vida sin compromisos ni sobresaltos y asumiendo un conformismo total que se manifestó en un conservadurismo de conducta y de pensamiento. Este desencanto lo expresa en su novela, Nubosidad variable (1992), en la que el marido de Sofía, una de las protagonistas, es un conformista que vivió la represión franquista y luchó contra ella, y ahora dirige el país enfundado en un traje de marca. Y lo mismo ocurre con, Lo raro es vivir (1997), un paso más en la creación de ese mundo dual y por primera vez en su narrativa, se plantea la posibilidad de un matrimonio feliz basado en la diferencia dentro de la igualdad.
Centenario
Este año del centenario, la editorial Siruela nos propone un curioso volumen editado y prologado por José Teruel que titula, Páginas escogidas, que reúne una curiosa diversidad de textos, una mirada a la producción literaria de Martín Gaite cuyo tejido unitario y coherente se muestra en todos los géneros que ensayó a lo largo de su extensa y variada producción. Martín Gaite como ensayista, historiadora, crítica literaria, poeta, traductora y cualquier otra modalidad de su creación intelectual, además nunca depuso su condición de narradora: y así convirtió cualquier asunto en una narración tan convencional como experimental. Para ella, señala José Teruel, «todo era un cuento que tenía que estar bien contado: las lecturas, el amor, la vida propia y ajena, los sueños, la historia».
El mundo de Martín Gaite
Páginas escogidas recoge el marco de referencia del mundo literario de Martín Gaite que se ordenaba a través de la categoría de la experiencia. Incluso en sus trabajos de investigación histórica o de crítica literaria tuvo la necesidad de detallarnos su particular relación con el personaje retratado, con la época estudiada o con el libro reseñado. Ponía el acento en el modo, encontraba la sintonía, o buscaba la manera que el sentido de las cosas llegara a su oyente utópico tan característico en su obra y propio de su concepto de interlocutor.
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