De la materia del sueño, de Julio Monteverde

Los sueños nos ponen en comunicación con nuestro yo auténtico. No seríamos completos sin ellos. Son el centro de nuestra actividad psíquica, y saben de nosotros más que nosotros mismos. André Breton se preguntaba: “¿No puede el sueño ser aplicado también a la resolución de los problemas fundamentales de la vida?”. Por eso los surrealistas deseaban la unión del inconsciente y de la conciencia, del sueño y de la vigilia en un estado superior o superrealidad en donde la persona viviese en plenitud.

Escarbando en esta idea y poniendo al sueño en el lugar preeminente que le corresponde, Julio Monteverde nos habla de la necesidad del sueño, de su importancia, de su condición irremplazable como medio para devolvernos la vida auténtica fuera de los designios de la dominación.

Monteverde trata cada una de las vertientes de los sueños: su relación con la poesía y lo maravilloso, su reserva utópica, la condición de su peculiar tiempo subjetivo, su simbolismo, la fuerza de su contexto en donde se muestran nuestros deseos… Y también su omnipotencia como instrumento de creación frente al realismo vulgar y desencantado.

Su labor, nuestra tarea, consiste en:

“…Crear por nuestros propios medios un espacio en el que el sueño, nuestro sueño, en la realidad más material y cotidiana, se pueda desarrollar y, a plena luz, se manifieste como dinamizador, como catalizador de la vida”.

Un ensayo completo y hermoso que merece una atenta lectura.