Queda poco más de un mes para poder ver la imprescindible exposición de Wifredo Lam - ¡Zas! Madrid
«Creo en la poesía. Ella es para mí la gran conquista del hombre. (…) Todo lo digo a través de la imagen poética»
Wifredo Lan
La exposición de Wifredo Lam en el Museo de Arte Reina Sofía ofrece un recorrido por las diferentes etapas de este artista cubano, cuya evolución pictórica fue constante y diversa. Doscientas cincuenta obras –pinturas, dibujos, grabados, cerámicas– completadas con más de trescientos documentos –cartas, fotografías, revistas, libros– proporciona una visión global de este artista poético y reivindicativo. Sus creaciones ocupan un lugar preeminente en el arte del siglo XX como compendio de la pluralidad de movimientos, luchas e ideas que caracterizan los primeros sesenta años del pasado siglo. Lam creó un lenguaje pictórico propio en la que se mezclan todas las corrientes expresionismo, cubismo, surrealismo…, para mostrar su particular lucha por la causa y el espíritu de los negros.
Esta muestra antológica, coproducida con el Pompidou y la Tate, dedica especial atención a los trabajos que el artista realizó en España entre 1923 y 1938, en donde defendió la República y el marxismo, y realizó numerosos óleos con escenas costumbristas de trabajadores.
Lam, Breton y Aimé Césaire
En París conoció a André Breton. En 1941, Lam ilustra su poema Fata Morgana. Pero pronto la ocupación de la capital francesa por los nazis provoca el éxodo de los surrealistas a Marsella. Testimonio de esa época son los numerosos dibujos a tinta en los que Lam reproduce y mezcla elementos humanos, vegetales y animales. Destacan en la exposición los collages y dibujos colectivos que realizó junto a Breton, Victor Brauner, Oscar Domínguez, Max Ernst, Jacques Hérold, Jacqueline Lamba y André Masson; y su Cuadernos de Marsella, estupendos dibujos a tinta en pequeño formato.
Con dos exilios a sus espaldas y después de dieciocho años en Europa, Lam llega a Martinica junto a Breton y otros artistas. Allí conoce al poeta Aimé Césaire, quien describe su obra genialmente:
«Lam sostiene, magnífico, la cita grande y terrible con el bosque, con el pantano, con el monstruo, con la noche y las semillas voladoras, con la lluvia, la liana, el epifito, con la serpiente y el miedo, con el salto a la vida»
Para Césaire ilustraría su libro Annonciation; en la exposición se muestran varios de estos dibujos.
A partir de 1952, Lam participa en múltiples exposiciones al lado de los artistas del grupo CoBrA a quienes conoce a través de su amigo Asger Jorn.
Es la época en la que Lam llega al arte popular y comienza a utilizar nuevos materiales como la terracota. La ductilidad de este material y la idea del azar en el proceso de creación le llevarán a crear cerca de trescientas cerámicas durante 1975, cuyos símbolos remiten a sus pinturas y dibujos.
Esta muestra viene a Madrid después de un gran éxito en el Centro Pompidou de París. Además de las ya citadas, se pueden ver otras obras destacadas como Les Noces (La Boda, 1947) procedente de la Neuenationalgalerie de Berlin; la Rumeur de la terre, (El rumor de la tierra, 1950) que llagó desde el Guggenheim de Nueva York o Les Abaloches dansent pour Dhambala, dieu de l’ unite, (Los abalochas bailan para Dhambala, dios de la unidad, 1970) prestado por una colección particular.
La exposición de Wifredo Lam estará en el Reina Sofía de Madrid, hasta el próximo 15 agosto.
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