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Tom Sawyer es, en realidad, un niño algo travieso que vive con su tía Polly, su hermano pequeño, Sid, y su prima Mary. Su tía siempre le está regañando porque es bastante inquieto y se porta mal, sin embargo su hermano es un modelo de niño obediente. Uno de los primeros castigos que le impone su tía es pintar la valla de la casa, pero Tom se las ingenia para que lo hagan sus amigos.
«Ton Sawyer», de Mark Twain: la infancia idealizada frente a la moralidad y la civilización - ¡Zas! Madrid
Mark Twain, en palabras de Eugene O´Neill, es el verdadero padre de la literatura estadounidense, y algunas de sus obras, Las aventuras de Tom Sawyer (1876) y Las aventuras de Huckleberry Finn (1882) se han convertido en referentes fundamentales, forman parte de la mitología de la narrativa norteamericana
La infancia idealizada
Las aventuras relatadas en Tom Sawyer ocurrieron de verdad, según el propio Twain, experiencias propias y de algunos los chicos de su colegio; y también, Huck fue una persona a quien conoció en la vida real, y lo mismo Tom, aunque para escribir su libro realizó una auténtica combinación de tres caracteres distintos, amigos suyos, y las aventuras que vivieron a orillas del Mississipi. Con un estilo popular, lleno de humor, Mark Twain (1835-1910) contrapone en su obra el mundo idealizado de la infancia, inocente y a la vez pícaro, con una concepción desencantada del hombre adulto, que le tocó vivir, el hombre de la era industrial, de la «edad dorada» que siguió a la guerra civil, engañado por la moralidad y la civilización. Quizá por eso, en sus obras posteriores, el sentido del humor y la frescura del mundo infantil evocado dejan paso a un pesimismo y a una amargura cada vez más patente, aunque siempre expresada con ironía y con abundante sarcasmo.
Un posible libro de memorias
Tom Sawyer es, en realidad, un niño algo travieso que vive con su tía Polly, su hermano pequeño, Sid, y su prima Mary. Su tía siempre le está regañando porque es bastante inquieto y se porta mal, sin embargo su hermano es un modelo de niño obediente. Uno de los primeros castigos que le impone su tía es pintar la valla de la casa, pero Tom se las ingenia para que lo hagan sus amigos.
Al pícaro protagonista no le gusta ir a la escuela, siempre se inventa falsas enfermedades. Sus amigos son Joe Harper y Huck Finn, que lo esperan la calle para correr aventuras. Un día se dirigen al cementerio y presencian, sin ser vistos, un crimen.
A través de los ojos de sus personajes, el autor nos hace ver una doble realidad: la del mundo infantil, primitivo, que el lector adulto ya ha perdido, y la del mundo adulto, confuso e ilógico, asentado en unas convenciones que no coinciden con los códigos de valor de un niño. La crítica, en general, ha dicho que Las aventuras de Tom Sawyer es, ante todo, un libro de memorias. Y, en efecto, el relato de las cosas que le suceden a Tom Sawyer en esa pequeña ciudad a orillas del Mississippi bien puede ser el recuerdo de la niñez de Mark Twain. Sin duda, es una novela que no olvidará ningún lector joven y que acaso también hará recordar y sonreír al adulto.
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