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Libros del Asteroide recupera para el curioso lector español sus crónicas fechadas entre los difíciles períodos, el 3/12/1939 y 8/05/1945, que anteriormente ya habían sido recogidas en Cuando yunque, yunque (1946), y un segundo volumen, que corresponde a julio de 1943, en adelante, y publicadas con el título Cuando martillo, martillo (1947), ahora aparecen en un solo volumen que ofrece la visión de conjunto, y lo mejor no solo la visión bélica que Assía enviaba con mucha asiduidad, sino que estas crónicas están escritas, al más clásico estilo literario y, lo sorprendente, en medio de una tormentosa evocación de la más sangrienta contienda en la Historia de la Humanidad reciente. Leemos a un Assía, sarcástico, de un sutil humor, conjugando aspectos humanos, acontecimientos bélicos y civiles, en realidad vida y muerte, el periodista apunta, y siempre da en la diana, para ofrecer un auténtico retrato del flemático inglés, del gentleman pese a todo, porque según Assía, son el pueblo más normativo y ritual que nadie pueda imaginar. “El guardarropa de un gentleman”, o “Casco y bombín” son buena muestra de ello, jocosidad, ironía y saber estar, por encima de todo.
Las crónicas, “seleccionadas entre más de un millón de palabras”, abarcan las primeras impresiones del gallego al llegar a Londres, con Inglaterra golpeada por el yunque alemán, estamos en la fase de la guerra defensiva, y están escritas entre 1940 y 1943. La segunda, la guerra ofensiva, con las tornas cambiadas y la guerra a su favor, Gran Bretaña, se convierte en un martillo que golpea hasta la victoria.
Felipe Fernández Armesto, conocido también como Augusto Assía, nació en La Mezquita (Orense) el 1 de mayo de 1904 y fallecido en Xanceda (Mesía, La Coruña) el 2 de febrero de 2002. Estudió el bachillerato en Orense y, en 1924, ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Santiago. En ese mismo año vieron la luz sus primeros artículos en El Pueblo Gallego, donde dirigió la página universitaria de este periódico.
Las crónicas de un gallego, Augusto Assía, en el Londres de la Segunda Guerra Mundial - ¡Zas! Madrid
El periodismo puede hacer o deshacer a un escritor, pero es indudable que la literatura española siempre ha entrado y salido de los periódicos con naturalidad perfecta. Ignacio Peyró
Ese fue un tipo de periodismo muy diferente, el que se practicaba a caballo entre la corresponsalía de guerra y la crónica chispeante y analista de la sociedad inglesa durante los bombardeos que la Luftwaffe realizaba sobre Londres, crónica de una larga sucesión de ataques por aire desarrollados entre julio de 1940 y el 10 de mayo de 1941. La Luftwaffe comenzaría sus incursiones en el sur de Inglaterra, sobre objetivos navales y económicos que facilitarían su invasión terrestre por el Canal de la Mancha, luego se aventurarían hasta algunos importantes barrios londinenses y entre septiembre y noviembre las incursiones fueron casi a diario y, al menos, 43.000 fueron las víctimas mortales, unos 100.000 los heridos y más de un millón de familias perdieron sus hogares.
El gallego Augusto Assía fue el único corresponsal español que contó desde la City cuanto ocurría sobre los cielos londinenses durante la Segunda Guerra Mundial, cuando previamente había sido expulsado de la Alemania nazi, censurado por la República española y posteriormente por el régimen franquista. Corresponsal de La Vanguardia, un medio para el que escribiría durante buena parte de su vida, posteriormente desarrolló su trabajo en Bonn, Nueva York y Washington hasta que en la década de los 70 volvió a su Galicia natal, donde siguió con sus colaboraciones hasta bien entrada la década de los ochenta. Según se dice, plantó cara a Goebbels, fue anfitrión de Indalecio Prieto, compartió mesa con Franco y finalmente fue amenazado por Serrano Súñer.
Libros del Asteroide recupera para el curioso lector español sus crónicas fechadas entre los difíciles períodos, el 3/12/1939 y 8/05/1945, que anteriormente ya habían sido recogidas en Cuando yunque, yunque (1946), y un segundo volumen, que corresponde a julio de 1943, en adelante, y publicadas con el título Cuando martillo, martillo (1947), ahora aparecen en un solo volumen que ofrece la visión de conjunto, y lo mejor no solo la visión bélica que Assía enviaba con mucha asiduidad, sino que estas crónicas están escritas, al más clásico estilo literario y, lo sorprendente, en medio de una tormentosa evocación de la más sangrienta contienda en la Historia de la Humanidad reciente. Leemos a un Assía, sarcástico, de un sutil humor, conjugando aspectos humanos, acontecimientos bélicos y civiles, en realidad vida y muerte, el periodista apunta, y siempre da en la diana, para ofrecer un auténtico retrato del flemático inglés, del gentleman pese a todo, porque según Assía, son el pueblo más normativo y ritual que nadie pueda imaginar. “El guardarropa de un gentleman”, o “Casco y bombín” son buena muestra de ello, jocosidad, ironía y saber estar, por encima de todo.
Defensor de un impertérrito Churchill, vería en el Primer Ministro la quintaesencia del carisma británico a quien, enseguida, la población británica aclamó como su salvador, e incluso asevera, “el jefe del Partido Conservador es, por temperamento, un innovador”, y eso “a pesar de pertenecer a una de las grandes familias que encarnan el abolengo conservador de esta misteriosa isla”. Es más, señala que su talante reformista le ha convertido en un sospechoso habitual en los conciliábulos “que ponen pies de plomo en la marcha del Imperio”, y en otra crónica, aun insiste, “Churchill no solo ha salvado al Imperio durante los tres últimos años, sino que ha enriquecido su historia como no lo hizo quizá jamás hombre alguno antes de ahora”.
Crónicas bajo el yunque alemán
Las crónicas, “seleccionadas entre más de un millón de palabras”, abarcan las primeras impresiones del gallego al llegar a Londres, con Inglaterra golpeada por el yunque alemán, estamos en la fase de la guerra defensiva, y están escritas entre 1940 y 1943. La segunda, la guerra ofensiva, con las tornas cambiadas y la guerra a su favor, Gran Bretaña, se convierte en un martillo que golpea hasta la victoria.
Aparecen por primera vez, y en un único volumen, casi un centenar de artículos, en los que se alternan la guerra entre los civiles, la resistencia, la vida y la muerte. La última crónica lleva fecha del 8 de mayo de 1945, y ya lejos de Londres, en Nueva York, hace un balance final: “Hitler se había echado montañas arriba contra el curso de la Historia, contra el poder de la libertad, contra la fuerza de la gravedad”. Y añade, “sólo un loco puede intentar de nuevo la tarea de subyugar a Europa”.
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