La furia es el último libro de poemas de María Sotomayor, publicado en Espasa Poesía

Los versos que comprenden La furia suponen un deseo desgarrado, un acaecer entre la memoria, la búsqueda y el amor

La furia, de María Sotomayor, se inicia con un texto en prosa poética, que actúa en forma de prólogo. La falta de signos de puntuación concede al relato un carácter de precipitación que propone interpretaciones diferentes (por algo es que para evitar equívocos se crearon las comas y los puntos). «La furia cada vez se hizo más voraz.. » o «la vida es muda en las cosas que dejas pendientes» son dos frases extraídas del escrito inicial que proporcionan pautas para comprender los versos posteriores.

El libro está dividido en tres partes: «Pasión del alma», «Un breve remanso» y «Pequeñas soledades de domingo», y finaliza con una especie de epílogo y poética titulado «¿Escribir es siempre estar hallando?», en el que Sotomayor subraya su propósito de desarrollar en La furia una nueva manera de experimentar con las palabras.

Los poemas que comprenden La furia están escritos, en su mayoría, en una segunda persona imposible o desde la autocomunicación del poeta, y en todos ellos los espacios en blanco, los silencios, tienen tanto peso como las palabras. Hay que callar para que la poesía continúe.

Destacan de forma especial los poemas visuales en los que las palabras parecen flotar dentro de una atmósfera diluida y en donde las líneas fluyentes o escalonadas configuran, junto con los márgenes, una palpitante experiencia poética (no en vano María Sotomayor está vinculada profesionalmente a las artes plásticas y a la decoración).

Todo ello configura un libro en donde el verso actúa en su función primordial: la transfiguración. Esa es la fuerza —y la furia— de la palabra poética.