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"Vivir es fácil con los ojos cerrados" podrá optar a representar a España en los Oscar - ¡Zas! Madrid
Vivir es fácil con los ojos cerrados: la búsqueda de su destino de unos personajes
Vivir es fácil con los ojos cerrados es la película elegida por la Academia de Cine para optar a representar a España en la 87 edición de los Oscar, en la categoría de mejor película de habla no inglesa.
Vivir es fácil con los ojos cerrados
La sola expresión de conjugar el mundo de la fotografía, de la música, transformar la vida en comedia o en drama, la literatura en definitiva, convierte al cine y su complejo mundo, en un concepto que totaliza, de alguna manera, lo sublime de la creación artística porque, previo a su puesta de largo en una pantalla, el director debe visualizar su obra en forma de palabra, y este preámbulo viene a cuento porque la recién estrenada editorial Malpaso publica el Cuaderno de rodaje y guión, de Vivir es fácil con los ojos cerrados, la última película de David Trueba.
El libro es una preciosa edición en cartoné y contiene ese cuaderno de trabajo donde el propio director ha ido dejando sus impresiones durante las cinco semanas de rodaje, concretamente entre el 4 de mayo y el 8 de junio de 2013, y aporta los detalles suficientes como para interesar a cinéfilos y lectores exclusivos de literatura. La curiosa relación entre cine y letras se aprecia mejor en la primera parte de esta edición de Vivir es fácil con los ojos cerrados: el auténtico cuaderno de rodaje, porque el director Trueba nos va contando los avatares y las anécdotas sucedidas tanto antes de filmar su película como en el proceso de preparación y ejecución así como su posterior montaje. Abundan las referencias literarias que el director tuvo en cuenta a la hora de acometer el proyecto, y señala especialmente un conocido libro titulado, Campos de Níjar, que Juan Goytiso lo publicó sobre la zona en 1960, texto que al director madrileño le aportó datos para lograr la ambientación necesaria de la Almería de la época. Trueba, en su doble faceta de fabulador literario y director de cine, señala a menudo las relaciones entre papel y celuloide, como cuando afirma que “hay directores que prefieren el rodaje al montaje. Contiene más adrenalina, espíritu aventurero, acción y emociones. Yo prefiero el montaje. Me recuerda más a la escritura”.
Trueba apunta en su Cuaderno de rodaje… que:
“Mis hábitos de novelista me convierten en un director intratable. Estoy acostumbrado a resolverlo todo a solas”
Y proporciona, tal vez, las claves que separan ambas artes: el cine se construye en grupo y la novela, generalmente, es un hecho muy solitario. El cine, a la hora de disfrutarlo, se puede ver solo, pero está pensado para verlo en una sala con público; mientras que un libro, silencioso y estático, sólo comienza a moverse en la mente de una persona que nunca proyecta sus impresiones sobre el libro, excepto cuando se ejerce como crítico al uso.
Campos de Níjar (1960), fragmento
Juan Goytisolo,en su libro Campos de Níjar, escribió:
“Recuerdo muy bien la profunda impresión de violencia y pobreza que me produjo Almería, viniendo por la N-340 (…) Guardo clara memoria de mi primer descenso hacia Rioja y Benahadux: del verdor de los naranjos, la cresta empanachada de las palmeras, el agua aprovechada hasta la avaricia. Me había parecido entonces que allí la tierra se humanizada un poco y, hasta mucho después, no advertí que me engañaba.
Al final de la cuesta se llega a un cruce. A la izquierda, la carretera lleva a Las Negras; a la derecha, a La Ermita y Rodalquilar. Tomo el camino de la izquierda, tras un grupo de hombres endomingados, y el mar aparece al poco, veteado de estrías blancas. Atravesamos una rambla frente a una cáfila de cortijos desmoronados y en alberca. Los hombres andan deprisa, como si temieran llegar con retraso y, a mi lado, uno se sujeta el sombrero para que no le vuele. Cuando me doy cuenta, estoy ya en el pueblo. Las Negras se asienta en el centro de la bahía y su aspecto asolado y ruinoso me recuerda el de Escuyos o San José. En la única calle trazada hay un bar y un estanco, los cerdos gruñen en el interior de las cochineras y el mar alborota y da tumbos sobre la playa».
La película de David Trueba
En la España de 1966 casi nadie hablaba inglés, una carencia que no preocupaba en absoluto al entonces Ministerio de Educación. Quizá por eso, David Trueba ha imaginado en su película Vivir es fácil con los ojos cerrados (primeras estrofas de Strawberry fields forever, esa canción inmortal) que un triste profesor de inglés, tan soñador como perdedor de aquella época no solo había aprendido inglés para saber qué decían sus ídolos, The Beatles, en sus canciones sino que se había propuesto ganarse la vida intentando enseñarlo a los niños que les daba clase, intentando descifrar sus letras.
En su película, Trueba imagina un viaje en un coche destartalado que este profesor (en la vida real Juan Carrión) hace hasta el desierto de Almería para perpetrar su sueño de saludar a John Lennon, que está rodando como actor la película de Richard Lester Cómo gané la guerra, aunque en el camino conocerá a dos personas que se sienten aun más perdidas que él, un adolescente introvertido que solo se ha escapado de casa porque el padre lo amenaza con cortarle el pelo que lleva al estilo beatle, y una chica embarazada de corta edad que no sabe muy bien qué hacer con su criatura y con propia su vida. Esas tres personas, según la pluma de Trueba, se otorgarán cierto calor provisional, y cada uno entenderá las necesidades de los otros, el más libre el maestro, porque sabe bien lo que busca, pero aglutinará bajo una bondad extrema la amistad, el deseo y el amor, y aunque para los tres tanto el presente como el futuro resulten oscuros, se acompañarán en un problemático camino con la sensación de búsqueda, dejándose sorprender por la maravilla de un paisaje agreste y gris, bajo un sol cálido y extremadamente luminoso, y convivirán durante unos días con las criaturas que habitan este desierto que se deja acariciar por unas playas vírgenes y sobrevive alimentado de la flora y la fauna de un litoral almeriense de extrema belleza que aun conserva esa serena visión que este gran parque natural aun proyecta como en la lejana década de los 60.
Este y solo este, es el motivo de oscarizar una película de sensibilidad extrema, que alienta la búsqueda del destino de unos personajes que, pese a todo, sobrevivieron a la pesadilla en aquellos años bárbaros.
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