Joaquín Araujo: el poeta de la naturaleza - ¡Zas! Madrid
«Estoy convencido que pronto habrá una suerte de revolución que nos encamine a un cambio profundo de modelo»
Joaquín Araujo (Madrid, 1947) es documentalista, fue miembro del Equipo de Félix Rodríguez de la Fuente, columnista habitual en los principales periódicos de España y guionista y presentador de series y documentales de televisión. Referente esencial en la lucha contra la crisis climática, galardonado con numerosos premios por su trabajo siempre orientado en la defensa de nuestro medioambiente. Algunos de sus libros son Los árboles te enseñarán a ver el bosque, El placer de contemplar o Somos agua que piensa. Como presidente de Proyecto Gran Simio formó parte de la Proposición No de Ley que se presentó en el Congreso de los Diputados, en 2006. En ese momento se encaró con la prensa que criticaba los objetivos de dicha ONG y, sin importarle que le pudiera ocasionar impopularidad, exclamó en la sede del Congreso: «Pese a quien le pese, nosotros somos grandes simios».
¿Crees que hay esperanza para salvar los ecosistemas de nuestro planeta que se están deteriorando de una forma tan precipitada y veloz?
Si nos atenemos a las iniciativas de los poderes económicos y políticos la recuperación queda demasiado lejos. Lo mantengo a pesar de los convenios internacionales, la aparición de la Natura en algunas constituciones iberoamericanas o la reciente iniciativa legal europea de restauración de la vivacidad perdida.
De acuerdo con la información científica disponible cabe afirmar que quedan muy pocas posibilidades de salvar lo poco que nos queda sin destruir del todo.
Pero tenemos un gran as escondido, no en la manga sino en algún rincón de nuestras conciencias. Porque estoy convencido que pronto saldrá de la más espontánea iniciativa de las personas gobernadas una suerte de revolución, absolutamente pacífica por cierto, que nos encamine a un cambio profundo de modelo. Viajaremos de parásito consumismo a la simbioética y conseguiremos llegar, en el último minuto, pero llegaremos al menos al comienzo de lo que sería salvarnos a nosotros mismos.
Has trabajado con Félix Rodríguez de la Fuente, quien marcó a nuestra generación. ¿Echas de menos un comunicador como él?
La comunicación en general y la divulgación en particular han cambiado mucho desde 1980, año en que nos quedamos sin Félix Rodríguez de la Fuente.
Sobre todo desde la generalización de las redes sociales. Hoy el papel de Félix en el fondo está repartido entre cuarenta o cincuenta personas diferentes que en, casi todos los casos, cubren con nuevos talentos y un gran bagaje científico lo que sin duda es necesario.
Sumemos que son millares las acciones, muchas de ellas espontáneas, que se llevan a cabo. La defensa de la Natura se ha convertido en algo frecuente, si bien todavía muy insuficiente.
Vivimos en una de las paradojas más terribles. Estamos mejor que nunca en cuanto a conocimientos, número de ONG, trabajos editoriales, encuentros culturales y presupuestos disponibles y sin embargo, el diagnóstico no puede ser peor. Ni las amenazas más grandes.
Por otro lado, no soy partidario de los liderazgos concentrados.
Pienso que la mayoría de juventud ha perdido el contacto con la naturaleza. Los colegios, institutos y universidades cada vez están más distantes en la enseñanza que la Tierra nos ofrece. ¿Crees que es así? ¿De qué forma se podría solucionar?
Ciertamente resultan muy minoritarias y demasiado particulares las enseñanzas del sistema educativo sin techo ni paredes. Algo que debería ser norma si queremos comprender y respetar mínimamente la vida de este hogar nuestro tan extirpado de las emociones y de los saberes de las mayorías.
El sistema educativo debería incluir a la vida como tema prioritario en todos los niveles de la educación. Sin saber lo que la natura sabe hacer y lo que nos aporta resulta del todo imposible la necesaria declaración de paz hacia el derredor que deberíamos formalizar.
Eres miembro del Comité Internacional del Corredor Biológico Mundial. ¿Qué me dices de este gran proyecto?, ¿podrá ser factible?
Es una de las más hermosas, completas y difíciles de las muchas aventuras que pretenden acudir en defensa de lo palpitante, bello y libre que nos queda. Jorge Extramiana es un portento de voluntad y optimismo al que deseo el más rotundo de los éxitos. Entre otros motivos porque sería una de las grandes tablas de náufrago que necesitamos
Tu caligrafía es modélica, clara con esa tinta color granate que siempre utilizas en tus plumas y que desprende tranquilidad. Es uno de tus distintivos que te hace único. Incluso se ha publicado algún libro tuyo solo con tu escritura. ¿Desde cuándo lo haces y cómo has llegado a esa perfección?
La escritura a mano exige lentitud, concentración y ambas suelen cosechar cierta armonía. Me complace mucho la afirmación de los místicos del islam que afirmaban que la caligrafía era la geometría del espíritu. Es más, creo que para acercarnos a la gran sugerencia que incesantemente nos llega de la Natura debemos aparcar las tecnologías. Incluso mientes menos. Por cierto mi primer libro manuscrito se publicó en 1999.
Tuviste un encuentro con una chimpancé que se llamaba Kika de cuatro años de edad y con la cual yo estaba realizando un estudio de comportamiento entre ella y mi hija pequeña Sara de cinco años, para ver cómo los infantes de ambas especies se conectaban entre sí. La verdad es que entre ellas, como viste, había una amistad: jugaban a la pelota, pintaban juntas; fue increíble. ¿Qué sentiste?
Creo que la enorme y trascendental emoción que sentí en ese encuentro que propiciaste está bastante bien expresada en el poema que se despertó dentro de mí tras mirar y ser mirado por una chimpancé:
Si cuando miras a los ojos al chimpancé
no te ves, eres tú la cosa y no él.
Si cuando lleguen los futuros
no cuelgan de las ramas
los grandes simios es que no
llegó a ser ese porvenir
tampoco para nosotros.
Si cuando sientes correr vida
por tus venas no palpita también
el abrazo del reconocimiento a los
primates es que no mereces estar
entre esos primeros.
Si tu ética es solo para nuestra especie
es que le faltan brazos y piernas
y, claro, no avanza, no abraza.
Si cuando sufren no sufres
acude al cardiólogo, porque
acaso esté a punto de pararse
tu corazón.
Solo quien sabe que no
está solo como consciente
consigue acercarse a lo más sabio
que nos propone la historia de la Vida:
No te separes,
confluye y comparte.
Comparte tiempo, espacio y sentires
con todo lo viviente.
Más todavía:
Si le miras a los ojos y te ves,
te ves comenzando a comprender,
a comprender
el sencillo, bello, pacífico y gratuito
placer de la fraternidad,
el mejor trampolín
de la alegría de vivir.
La verdadera riqueza es la compasión.
¡Atalántate atalantando a lo que también somos
y somos grandes simios!
La Ley de Bienestar Animal, en su disposición adicional final, obliga al gobierno a que en el plazo de tres meses, legisle una Ley de grandes simios, que sería la primera en el mundo. Ya hemos mandado a la Dirección General de los Derechos de los Animales nuestras propuestas. Entre ellas, el fin de la cautividad de los grandes simios, que no se reproduzcan en cautividad, que poco a poco vayan saliendo a santuarios, que no entre ningún gran simio más en las instalaciones de zoos, etc. ¿Qué te parece que se legisle una Ley de grandes simios? ¿Lo apoyas?
Por supuesto que lo apoyo. Está en esa misma línea que acabo de esbozar. Si comenzamos por lo más cercano tendremos más posibilidades de que la ética y la legislación a favor de la VIVACIDAD consigan sus metas.
¿Qué opinas de los zoos? ¿Se deberían de reconvertir en centros de rescate de fauna autóctona?
Ningún zoo entra en los parámetros mínimos del verdadero bienestar animal. Sabemos que cumplen una función crucial en algunos casos de recuperación o mantenimiento de especies muy amenazadas y eso les da una oportunidad de continuar. Pero poco o nada tienen de verdadera pedagogía. Algunas instalaciones han conseguido que los lugares de confinamiento de los animales sean mucho más llevaderos que las antiguas cárceles para fauna. Pero algún día los zoológicos nos parecerán una historia del pasado.
Dentro de poco se celebrará la COP28 en Arabia Saudí ¿Crees que se llegará a un acuerdo y, sobre todo, que este se cumpla? La mayoría de los acuerdos realizados a nivel internacional para combatir la crisis climática han fracasado. António Guterres, Secretario General de la ONU, ha denunciado que los países no cumplen con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Ya no nos caben más decepciones en el cuerpo. Han sobrado todas las COP, al menos desde una correcta apreciación de lo que le está sucediendo al planeta. He dicho más de una vez que las reuniones tenían como objetivo fracasar. Ya sé que desde la perspectiva de los políticos siempre se ha considerado que algún avance aportaba cada cumbre. Pero todos sabemos que la catástrofe climática está aquí, avanza mucho más rápidamente de lo estimado y sólo cabe pasar de los matices a la acción. Algo que no pasa por lentas transiciones tacañas sino por un radical hasta aquí hemos llegado y no volver a quemar ni petróleo, ni gas, ni mucho menos carbón. Pero sobre todo convencer y convencernos de que se puede vivir muy bien, mañana mismo, gastando la mitad de la energía que ayer.
¿Qué proyectos tienes en mente?
Está a punto de salir un nuevo libro que será el octavo que se publicará completamente manuscrito. Es un canto a la condición de campesino. También ando implicado en la compilación de mis manifiestos, he escrito unos veinte, para que aparezcan como libro. Pero mi gran desafío es duplicar mi primer libro, Todavía vivo, que salió en 1980. Era una colección de cartas aparentemente escritas por animales y dirigidas a los seres humanos. Ahora esos mismos autores escribirán cuarenta y cinco años más tarde. Esto permitirá una comparativa que creo que aportará muchas sorpresas y, espero, algunas reflexiones.
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