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¡Zas! Madrid | December 12, 2024

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Sobre el libro 'Homínidos no humanos. Sus derechos y protección' - ¡Zas! Madrid

Sobre el libro ‘Homínidos no humanos. Sus derechos y protección’
Pedro Pozas Terrados

«Colocar derechos donde solo reina la lógica mecanicista de la simplificación extrema es apostar por nuestra propia supervivencia. En esta apuesta lleva viviendo y luchando desde hace años Pedro Pozas, autor de este nuevo libro sobre los simios y sus derechos. Cuando pasen los años, si todavía estamos por aquí, veremos a personas como Pedro Pozas como los heroicos precursores de la rebelión civil contra la gran simplificación». (Francisco Garrido Peña)


Desde hace veintidós años, mi vida ha estado volcada por entero y de forma altruista en la defensa de los homínidos no humanos (chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes), dentro de la asociación Proyecto Gran Simio. Veintidós años durante los cuales hemos sido ridiculizados por políticos y por columnistas, atacados incluso por colectivos animalistas y ecologistas por considerarnos especistas, así como por otras instituciones que mantienen animales cautivos. A pesar de todo ello, Proyecto Gran Simio sigue en pie, en constante lucha, dentro del ámbito del ecologismo, defendiendo los derechos básicos de los homínidos no humanos y ampliando la lucha en la defensa de los ecosistemas de nuestro planeta y en apoyo a los pueblos indígenas del mundo.

Es impensable que, a día de hoy, muchas mentes se comporten obtusamente sin conocer ni valorar a los homínidos no humanos, nuestros hermanos evolutivos que tanto nos tienen que enseñar. También Darwin fue ridiculizado, no sólo por su teoría compartida de la evolución, sino por mostrarnos lo cerca que estamos todas las especies de grandes simios.

Sobre todo ello trata mi último libro Homínidos no humanos. Sus derechos y protección. En el prólogo, José María Bermúdez de Castro dice: «Compartimos mucho con los grandes simios y esa idea tiene que calar en los lectores. Su defensa pasa por entender que tenemos el mismo origen, una enorme cantidad de genes y una conducta muy similar. Nuestras apariencias externas engañan y ese es un problema, una barrera que se debe derribar».

A lo largo de estos años, es cierto que hemos logrado avanzar en el conocimiento de los grandes simios, en su vida social, en sus costumbres y en su cultura gracias a estudios como los de Jane Goodall, Dian Fossey y Biruté M. F. Galdikas, pioneras en la investigación de los grandes simios en su medio natural. Hoy, no pasan cuarenta y ocho horas sin que las redes nos muestren un estudio publicado en alguna revista científica sobre nuestra cercanía con los grandes simios, lo parecidos que somos en cuanto a la conducta o a su cultura. Con ellos compartimos la risa, los gestos, la familia, la empatía, la tristeza, el lenguaje de signos y de símbolos, el temor a la muerte, la amistad, el compañerismo, el amor, el aprendizaje, el uso de herramientas, la retención visual, la búsqueda de hierbas medicinales, etc. En los diferentes capítulos y apartados de Homínidos no Humanos, se van descubriendo todas estas facetas.

En junio de 2019, el primatólogo Tetsuro Matsuzawa, que ha dedicado su vida a estudiar la inteligencia de los chimpancés, sostuvo en una entrevista publicada por Sinc que cuando comienzas a analizar a estos primates te das cuenta que son muy parecidos y cercanos a los humanos o incluso superiores en algunos aspectos, como ya había demostrado su investigación más conocida, La memoria visual de los chimpancés. Para Tetsuro: «El estudio de los chimpancés nos demuestra que no podemos dejarnos llevar por las apariencias físicas. Humanos y chimpancés somos casi la misma criatura».

En la conclusión de la monumental enciclopedia Los orígenes de la humanidad, Pascal Picq escribe: «Los grandes simios se presentan en las puertas de las ciencias humanas, pero numerosos autores continúan predicando a favor de un humanismo integrista. Sin embargo, ¿cómo pensar y construir al hombre basándose en la ignorancia? Es preciso comprender que describir lo que compartimos con ciertas especies llamadas “animales” o “no humanas” no forma parte de una tentativa para negar al hombre. Él no se desvanece, pero se le aproximan aquellos a los que durante mucho tiempo ha mantenido separados por arrogancia, una arrogancia que ya no tiene legitimidad. El hombre no se reduce a lo que comparte con los grandes simios, pero se construye a partir de este estado común».

En otro de sus cuadros destacados dentro de la citada enciclopedia, se afirma categóricamente, que «con respecto a los datos genéticos y comportamentales, ahora sabemos que los chimpancés y bonobos deben clasificarse en el mismo género Homo. Pero la resistencia sigue viva pese a las escasas diferencias genéticas comprobadas entre ambas especies y el humano, menores que las existentes entre el caballo y la cebra, clasificados ambos en el género Equus».



En Homínidos no humanos. Sus derechos y protección también abordo la cuestión de la cautividad de los grandes simios, y las consecuencias psicológicas de no poder desarrollar sus actividades naturales como especie. Asimismo, relato grandes historias cuyos protagonistas son ellos, con nombre, con cualidades especiales, con asombrosas capacidades cognitivas. Es mi intención que este libro contribuya a terminar con la agresividad hacia los homínidos no humanos, que se reconozcan sus derechos, que se protegan sus poblaciones, que se defiendan sus hábitats.

Para todo ello es necesario dejar de un lado nuestros prejuicios como especie, para adentrarnos y conocer el maravilloso mundo de los homínidos no humanos, unos seres que han compartido con nosotros miles de años en el difícil camino de la evolución. Ellos son parte inamovible de nuestros orígenes y de la propia historia de la humanidad. El ser humano debe de bajarse de su bólido egocentrista, quitarse la venda que le impide ver la realidad, tomar nota de sus actos de saqueo y vandalismo y poner soluciones inmediatas basadas en un interés común.

Homínidos no humanos es un llamamiento a la cordura, a la justicia social entre especies, a poner en su lugar a nuestros hermanos evolutivos, para concederles sus derechos básicos. Debemos dejar atrás los abusos y el comercio de sus vidas, que sus poblaciones en libertad sean respetadas. Tenemos que dejar de verlos entre rejas, reírnos de nosotros mismos cuando lo hacemos viéndolos a ellos en lugares que no son su hábitat, en recintos cautivos donde se les han amputado su cultura, sus ganas de vivir, de socializarse, de buscar su camino. Tienen derecho a seguir por su propio sendero de libertad.

En el prólogo, José María Bermúdez de Castro, escribe: «En sus manos tienen un libro que habla de las especies de primates vivas más próximas a nosotros. Pedro Pozas lleva toda una vida defendiendo los derechos de estas especies y de otros muchos seres vivos, con la legítima intención de que sean protegidos como merecen. Una labor necesaria y muy meritoria, que pocos están dispuestos a realizar con total desinterés. Pienso que la lectura de las páginas que siguen les hará reflexionar y podrán ver la vida de un modo muy distinto. Esa es la esperanza del autor de este libro».

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